La depuradora de Pinedo, en permanente polémica por las molestias que genera a los vecinos y por los vertidos de aguas fecales al mar, ha vuelto a aliviar aguas residuales, primero al azarbe y de ahí a la costa, hasta en siete ocasiones en el mes de noviembre, todas ellas coincidentes con los días de fuertes lluvias. Esta circunstancia aviva el debate planteado desde el Ciclo Integral del Agua del Ayuntamiento de València para que se construyan nuevas depuradoras que asuman en parte o en su totalidad el agua procedente de los pueblos del área metropolitana y liberen de caudales a la planta de Pinedo, que es tanto como evitar que rebose cada vez que se producen lluvias de importancia.
Este otoño, los primeros vertidos se produjeron el 18 de septiembre entre las nueve de la noche y la una de la madrugada, pero ha sido el mes de noviembre el que peores datos ha registrado en este sentido. Concretamente, la plata de Pinedo tuvo que aliviar agua los días 4, 5, 6, 7, 27, 28 y 29 de noviembre, totalizando, junto con los 979 metros cúbicos de septiembre, un total de 5.440 metros cúbicos de aguas residuales lanzados al azarbe y posteriormente al mar.
Esta situación se produce cada vez que las aguas que entran en la depuradora, procedente de toda el área metropolitana de València, supera la capacidad de depuración de la planta. Cuando eso ocurre, las aguas sobrantes se vierten al azarbe, un canal de alivio que conduce al mar, una circunstancia medioambientalmente reprobable y muy perjudicial para el estado de las playas, que en alguna ocasión ha tenido que izar la bandera roja.
Las quejas
Para evitarlo, València ha planteado la construcción de nuevas depuradoras en los pueblos que alivien la carga de la planta de Pinedo, una opción que ya está en marcha por parte de la Generalitat Valenciana, responsable última de este asunto.
También la oposición municipal, especialmente Ciudadanos, ha pedido que cesen estos vertidos al azarbe, pues entienden que causa un grave perjuicio al entorno de l’Albufera.
