El sustancial cambio en el proyecto de la llegada de la avenida de Blasco Ibáñez al mar (transformado en «no llegada de la avenida de Blasco Ibáñez al mar») dejó un stock de viviendas en manos del Ayuntamiento. Aquellas que fueron expropiadas, en general a un buen precio, a los propietarios de aquella franja de terreno sobre el que tenían que pasar las máquinas, partiendo el espinazo de un barrio geométrico pero, a la vez, característico por su fisonomía de casas «de pueblo». La falta de definición y la demora generó lo que ahora se conoce como la «zona cero». Numerosas viviendas tapiadas, degradadas, ocupadas o abandonadas. Antiguas, con historia y con elementos arquitectónicos valiosos. Y, sobre todo, reflejo de otra época.

Muy lentamente se está llevando a cabo la recuperación tanto de los inmuebles como de los viales. En ese contexto se alza ya una de las construcciones más peculiares: la «Caseta Blava». Una vivienda que, ubicada en la calle San Pedro, tiene a su alrededor toda esa realidad de los barrios marítimos: máquinas trabajando en la reurbanización, como las que están en Lluis Despuig y en la plaza del futuro centro cívico; viviendas abandonadas, como la que tiene justo enfrente; viviendas ocupadas, como la contigua a la derecha; viviendas recuperadas y señoriales, como la contigua a la izquierda, y símbolos recuperados, como l’Escorxador (posiblemente, uno de los emblemas más importantes de la recuperación del barrio) a apenas unos pocos metros; y calles recuperadas y embellecidas, como la San Pedro que la alberga. Ahora ya está prácticamente «para entrar a vivir».

Descubierto durante el «picado»

Es un caso insólito porque la «Caseta Blava» no fue «Blava» durante décadas. Se descubrió durante las obras de rehabilitación. Al «picar» la fachada «que estaba cubierta por elementos poco afortunados», se descubrió que toda ella era de un color azul vivo. Por ello, la recuperación ha incluido «la recuperación completa de este color para las dos fachadas, la delantera y la trasera». Ahora luce forma espectacular. Así lo describen José Luis Camarero y Pablo Giner, jefe de sección y técnico municipal, que conocen el nuevo proyecto, desarrollado por Fátima Galarza y Rafael Gómez-Lechón, al dedillo. Es la recuperación de uno de los inmuebles que tenían previsto su funeral en forma de piqueta y que ahora reviven y llaman la atención de los viandantes.

Una bandera azul en la zona cero

La «Caseta», una vivienda inicialmente unifamiliar, con una construcción datada en justamente un siglo, año arriba, año abajo, pasará a convertirse ahora en dos viviendas familiares, gemelas. Una en cada piso, con dos habitaciones, un baño y un salón con cocina incorporada. A espaldas de la calle, una tercera edificación en planta baja quedará como dependencia municipal.

Una vivienda que huele a nuevo. Pero no fue así hace unos meses. «Cuando entramos estaba lleno de basura». Hasta termitas que habían migrado desde otros derribos. «La "cáscara", que es su elemento peculiar, se mantiene». Así como algunos elementos, como las vigas de madera, que quedan ahora a la vista. «Se han eliminado los elementos decorativos de la fachada, que no tenían razón de ser, se había desfigurado completamente de lo que fue en origen». Incluso se han recuperado los espacios originales de ventanas y balcón. Por dentro es moderna y pragmática.

Y ahora falta el último paso: que entren inquilinos. Y los que lo hagan podrán vivir en régimen de alquiler asequible, dentro del programa municipal del mismo nombre. La concejala Isabel Lozano recordaba en ese sentido que pueden optar a este tipo de viviendas las personas empadronadas o que acreditan residencia efectiva en el término municipal de València, con al menos un año de antelación al momento de la firma del contrato de arrendamiento» e inscritas en el Registro de Demandantes de Alquiler del Ayuntamiento de València y no tener, en pleno dominio o usufructo, una vivienda situada en el territorio español, ni la persona solicitante y ni ningún miembro de la unidad de convivencia». Todo un chollo, porque «se puede acceder a viviendas recientemente rehabilitadas en unas condiciones muy ventajosas respecto al mercado libre».