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Arquitectura valenciana más allá de la Ciutat de les Arts

El diputado socialista y arquitecto David Calvo reivindica con sus «chapas» semanales el legado del Movimiento Moderno en València

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La pandemia y la imposibilidad de viajar, una pasión casi intrínseca para quienes se dedican a la arquitectura, llevó a David Calvo a iniciar una serie dedicada a los grandes y, en ocasiones pocos conocidos, hitos de la arquitectura moderna valenciana que triunfa en la red social de Twitter. Con «La chapa del domingo», que así se llama la serie, este arquitecto, reconvertido en político, concejal de Requena y desde hace dos años diputado autonómico por el PSPV, ha conseguido despertar la curiosidad y el interés de cientos de personas, vinculadas o no a su gremio, que semana tras semana aguardan con expectación la siguiente «píldora» de arquitectura.

La inmersión de Calvo en las redes es relativamente reciente. «Era de los pocos bichos raros en política que no tenía perfil en redes», admite. Fruto del confinamiento y del «enfado» que le provoca que el principal referente de la arquitectura valenciana sea la Ciutat de les Arts de Calatrava, que Calvo critica implacable («es solo forma, sin función»), Calvo inició una serie para reivindicar la arquitectura moderna. Dedicó la primera entrega a la sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar de Colomina, en la avenida Blasco Ibáñez.

«EL CENTRAL PARK español está en valencia» El Jardín del Turia, planificado en 1982 por Ricardo Bofill, se libró de ser una autopista urbana y dio paso a un jardín de 12 kilómetros de largo y 110 hectáreas.

Calvo ha divulgado en la citada red social con maestría y claridad la historia y curiosidades de una docena de edificios icónicos, ejemplos de buen hacer como el Colegio Alemán y la Pagoda (Torre Ripalda), obra de Antonio Escario que sobresale en el paseo de la Alameda de València, construida en 1973 en el solar resultante del derribo del palacete de estilo romántico de la condesa de Ripalda. También espacios singulares como el Jardín del Turia («nuestro Central Park», señala Calvo) «sin el cual València no sería lo que es».

David Calvo tiene querencia por la arquitectura del «Movimiento Moderno», que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XX, y que en el caso de España no siempre ha estado suficientemente reconocida por su vinculación con al franquismo. Así, rescata para los profanos hitos como el edificio Moroder, en la plaza Tetuán. «Muchos valencianos no lo saben pero pueden presumir de tener un ‘fisac’ en la ciudad», asegura Calvo en alusión al arquitecto Miguel Fisac, maestro del hormigón, además de figura destacada del Opus Dei.

Calvo ha recuperado también la memoria del colorista edificio de Santa María Micaela, una cooperativa de viviendas de los años 60 proyectada por Artal en la esquina de la futura calle Santa María Micaela con Pérez Galdós. Un edificio que «rompió con los condicionantes de la manzana cerrada de ensanche con una edificación abierta, liberando el máximo suelo posible como espacio libre común, mejorando las condiciones de entorno para las viviendas y creando un trozo de ciudad dentro de la ciudad», expone Calvo.

Proyecto único e irreverente

El edificio de l’Espai Verd también ha sido objeto de una de las «chapas» de Calvo. «Un proyecto único e irreverente, un edificio de chalets en altura, un oasis en medio del desierto de asfalto...», destaca el arquitecto sobre esta cooperativa de viviendas de lujo obra de Antonio Cortés, que rompe el skyline de Benimaclet y que podría, afirma Calvo, dar pistas de por donde pueden ir las soluciones al diseño del polémico PAI de Benimaclet.

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Una de las «chapas» de Calvo que más ha dado que hablar ha sido la Gasolinera «El Rebollet» de Oliva, obra de Juan de Haro, y que el autor define como «un altavoz internacional de modernidad y de la arquitectura Googie estadounidense». Hasta el presidente de las Corts, Enric Morera, natural de esta población de la Safor, se ha sumado a los comentarios (hilos) a los que ha dado pie la entrega dedicada al área de servicio más famosa de la N-332, en su día arteria principal de la costa mediterránea. Esta gasolinera de estética futurista sobresale con sus cinco grandes setas de hormigón y con su restaurante de líneas onduladas y grandes ventanales donde Morera, asegura, celebró el banquete de su primera comunión. Animado por el éxito y las propuestas que le llegan, David Calvo trabaja ya en futuras «chapas» dedicadas a Moreno Barberá, al que ya homenajeó con el tweet de la Universidad Laboral de Cheste; a la arquitectura de GODB, que dejó su impronta en edificios como el Colegio Guadalaviar; y posiblemente a la Finca de Hierro, considerada el primer rascacielos de València.

Para este domingo ha preparado una entrega que viaja hasta Calp con el rompedor edificio de la Muralla Roja (1973) de Ricardo Bofill.

«Todos los edificios hablan y la buena arquitectura, además, cuenta historias», afirma Calvo que reivindica el legado de Jacobsen, Le Corbusier, Soto de Moura, Coderch, Fisac o Moreno Barberá. Maestros de la arquitectura pensada para funcionar y ser útil, que innovaron con los nuevos materiales, como el hormigón, y el diseño industrial y proyectaron edificios bien orientados, con ventilación natural y de rabiosa modernidad.

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