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Barberá ya propuso un plan para el nuevo cauce que costaba 362 millones y que luego abandonó

El proyecto del anterior Gobierno del PP preveía un circuito cerrado de conexión peatonal y ciclista entre el nuevo y el viejo cauce del Turia, así como pasarelas y pasos subterráneos

El nuevo cauce del Turia, una infraestructura construida tras la riada de 1957, con las carreteras de circunvalación de la capital a ambos lados. | MAO

La renaturalización del nuevo cauce del río Turia que impulsa el alcalde de València, Joan Ribó, como uno de los proyectos estrella del nuevo Plan Verde no es un proyecto ni mucho menos nuevo. El anterior gobierno del PP de Rita Barberá ya encargó en 1997 la redacción de un plan verde para el que se creó «ex profeso» una «Oficina Técnica del Plan Verde», que optó a las ayudas europeas del programa Life, que incluía como una de las propuestas estratégicas la renaturalización del nuevo cauce, y que quedó aparcado en un cajón.

Garzas en el lecho del nuevo cauce del Turia. | MAO

El plan, coordinado por el ingeniero Pedro J. Salvador Palomo no llegó a ver la luz. El actual alcalde, de Compromís, ha encargado 24 años después la redacción de un nuevo plan verde que incorpore las nuevas necesidades de la ciudad vinculadas al cambio climático y a las políticas de descarbonización y sostenibilidad.

El primer plan verde de València, elaborado hace más de dos décadas, desarrollaba el proyecto de renaturalización del nuevo cauce del Turia, pero también la creación de infraestructuras verdes para vertebrar la ciudad; ahondaba en la necesidad de conexión de la ciudad con la huerta periurbana (que planteaba proteger junto con decenas de alquerías) y apostaba por la creación de huertos urbanos y de seis nuevos bosques.

Para la recuperación como espacio de ocio de ámbito metropolitano del nuevo cauce se llegaron a realizar consultas técnicas con la Confederación Hidrográfica del Júcar y con los municipios vecinos afectados, tal como ahora está haciendo el gobierno del Rialto.

El plan verde del PP que nunca llegó a ejecutarse y al que ha tenido acceso este diario es un ambicioso y avanzado documento que incluye una «Carta Verde de València», en el que participaron un equipo multidisciplinar de 16 personas (paisajistas, urbanistas, biólogos, ingenieros, arquitectos, abogados, consultores, juristas, pedagogos y psicólogos) que contó además con la colaboración de las universidades y de más de una decena de expertos, como el paisajista Mathias Brauner.

Grandes expectativas

El coste del plan verde del PP, la mayor parte del cual no llegó a ver la luz, se cifró entonces en 362 millones de euros y un horizonte de ejecución de 15 años.

El plan preveía la plantación de 8.000 árboles en el nuevo cauce, fruto del desvío del río Turia (plan Sur) de los años 60. El nuevo cauce, con 190 hectáreas de superficie, era destacado por su «potencial como espacio de ocio y hábitat natural». El plan explicaba que en este enclave «es fácil ver garzas reales, cormoranes y otras especies acuáticas». Se trata, añadía el plan, de una «zona totalmente infrautilizada, debido principalmente a la falta de visión para utilizarlo como espacio libre para la ciudad y a la dificultad de acceder al mismo» al estar rodeado de vías de gran densidad de tráfico.

Para mejorar las conexiones con la ciudad, el proyecto de renaturalización del nuevo cauce que Rita Barberá nunca ejecutó proponía conectar el nuevo y el viejo cauce a través de un corredor ciclista y peatonal cerrado que se unirían en el punto de desvío actual de los cauces, en Quart de Poblet, y en Natzaret, en la parte del mar. El nuevo y el viejo cauce crearían así una especie de circuito circular cerrado.

El proyecto iba más allá y contemplaba también mejorar las conexiones a lo largo del trazado, con pasarelas o pasos subterráneos perforando los taludes del cauce, con los caminos históricos que quedaron cercenados cuando se ejecutó el plan sur. El plan diseñaba incluso dotaciones deportivas náuticas e inundables dentro del nuevo cauce, así como la creación de zonas húmedas y puntos de observación para las aves.

También contemplaba la creación de siete grandes bosques en el actual Parque de Cabecera, en Casas de Bárcena, Benifaraig, La Torre, el entorno de la depuradora de Quart, en Massarrojos y en la Punta-Natzaret.

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