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La sanción por molestias al vecindario, posible nueva arma contra el botellón

El ayuntamiento trata de calmar las quejas de los vecinos de Aragón, Blasco Ibáñez y Honduras

Un momento del encuentro de ayer con los vecinos de Aragón. | LEVANTE-EMV

El gobierno del Rialto explicó ayer a los responsables de la Asociación de Vecinos de Aragón-Bélgica la estrategia municipal contra el botellón en la que trabajan diferentes concejalías. En la reunión participaron la concejala de Espacio Público, Lucia Beamud, el concejal de Calidad Acústica y del Aire, Giuseppe Grezzi, y el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, que explicaron a los representantes vecinales las acciones que desarrolla el Ayuntamiento de València para evitar los problemas asociados al ocio nocturno en esa zona de la ciudad. El entorno de la avenida Aragón, Blasco Ibáñez y la plaza Honduras son una de las zonas de ocio nocturno habituales de la ciudad donde el problema del botellón se ha agravado en las últimas semanas.

«Nos han trasladado los efectos colaterales que provoca el ocio nocturno», explicó Cano, quien añadió que hemos explicado que «las fórmulas del pasado no sirven», por lo que «estamos abriendo un nuevo marco legal como es la Ordenanza de Convivencia Ciudadana para atajar el problema». Una de las opciones que se baraja es ganar poder sancionador en esa ordenanza, de manera que a los participantes en un botellón se les pueda sancionar, además de por beber en la calle, cosa que ya regula la ley general, por molestias a los vecinos.

El Concejal de Protección ciudadana insistió en la necesidad de «concienciar a la gente joven para que comprendan que el ocio nocturno tiene que ser algo más normalizado, más tranquilo, no como el que estamos observando», y apostó por «abrir nuevos espacios de diálogo, nuevos espacios normativos y continuar trabajando junto a las asociaciones de vecinos».

Por su parte, Lucía Beamud ha puesto en valor el plan de inspección que ha diseñado su departamento como instrumento para «prevenir problemas» asociados con el ocio nocturno.

«No se trata solo de atender denuncias sino de inspeccionar locales para evitar molestias y beneficiar así al conjunto de la ciudadanía», afirmó la concejala, quien defendió que «este plan supone un salto cualitativo puesto que ha permitido reducir el número de expedientes y atender más quejas y molestias, lo cual redunda en un mayor bienestar para la ciudadanía».

El plan de inspecciones del Ayuntamiento de València anunciado hace unos meses por el ayuntamiento cuando la pandemia empezaba a dar tregua contempla dos objetivos fundamentales. Uno es evitar las molestias por humos y olores, unas de las más numerosas, y el marcado de terrazas según la norma establecida, un procedimiento que se detuvo en su día al coincidir con la pandemia y la necesidad de aumentar metros para la colocación de mesas y sillas.

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