Las Fallas siempre se han caracterizado por el frío y las bajas temperaturas. Sin embargo, el cambio de fecha a causa de la pandemia ha obligado a las distintas comisiones a descartar sus blusones, pañuelos y polares, debido a las altas temperaturas, que rondarán entre los 25 y los 30 grados; y a sustituirlos por camisetas, polos y gorras.
En este sentido, los falleros y falleras han reinventado su atuendo para los próximos días. Así, los blusones, parkas, pañuelos y polares han dado paso a un nuevo «merchandising» más fresco caracterizado por las deportivas, las camisetas de manga corta, las gorras, los polos y las mascarillas a juego.
Verbigracia, la comisión Pelayo-Matemático Marzal puso en marcha un concurso entre infantiles y mayores para diseñar el logo que lucirían en sus camisetas durante las Fallas de septiembre. El presidente Vicente García explicaba a Levante-EMV que su objetivo era «crear un diseño especial, diferente al logo de la comisión, para estas fiestas tan atípicas». Los componentes votaron los diseños presentados y, con los ganadores, se crearon las camisetas.
Otro buen ejemplo del ingenio y el buen humor de los falleros es la comisión Francisco Climent-Uruguay, que en sus camisetas se ha inscrito la famosa frase del «Caloret fallero», que hizo popular Rita Barberá. Esta comisión se ha provisto de camisetas, polos y gorras, a juego, como muestra la foto anexa. Por su parte, las distintas empresas también se han adaptado a las comisiones, con prendas personalizadas con sus escudos. En este sentido, Eva Capilla, bordadora de blusones, señalaba que las entidades «se han decantado por las camisetas de manga corta con el escudo bordado».
«El mundo fallero se ha volcado, ya que, debido a las fechas, han cambiado sus necesidades», añadía Raúl Garrido, de la tienda de moda y complementos Espai Ripalda. Esta firma suministra abanicos pintados a mano, colgadores, toallas, coleteros con telas de fallera o zapatillas. Pepa Soriano, de Espolín Amparo Gómez, también empezó a vender camisetas de manga corta en marzo. «La gente quería revivir las Fallas a pesar de la suspensión», recalcaba. El siguiente artículo que diseñaron fue un capazo que contenía el dibujo de un espolín para el día de la Madre y, durante este verano, han vendido chanclas con la misma inscripción. «El público se está animando a comprar y estoy segura que veremos muchos de estos elementos por la calle a lo largo de la semana fallera», concluía.
