Ni la tormenta que ayer por la tarde azotó València y el área metropolitana, ni la más que evidente bajada de temperaturas registrada en apenas 24 horas. Nada ha sido obstáculo para que cientos de jóvenes se diesen cita anoche en la zona de Blasco Ibáñez para hacer botellón.

Vecinos de la zona confirman que, tras el cierre de los múltiples locales de ocio, como pubs y discotecas de ese tramo de la avenida Blasco Ibáñez y plaza Honduras, el jardín central estaba "a reventar". Aseguran que la isla central de la avenida estaba repleta de jóvenes consumiendo alcohol. 

Estas celebraciones en plena calle llevan meses convertidas en el foco de atención para las autoridades sanitarias. El fin del toque de queda y la limitación de movimiento durante la noche ha supuesto el resurgir de estos botellones, que tras la caída de las restricciones nocturnas han reaparecido.

Riesgos sanitarios y molestias a los vecinos

Estas celebraciones están prohibidas por la normativa municipal y autonómica, que no permiten consumir bebidas alcohólicas en la vía pública. Pero, además, ponen en riesgo no solo a los participantes en plena pandemia de coronavirus por el incumplimiento de las mínimas medidas de seguridad sino también suponen un grave perjuicio para el descanso de los vecinos de las zonas en las que se convocan. Por ello, la convocatoria y participación en estos botellones, y según el borrador de la nueva Ordenanza de Convivencia de València, conllevará multas de entre 750 a 3.000 euros para los participantes o convocantes.