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València "adopta" una ballena hallada hace 23 años en el Perellonet

El Museo de Ciencias Naturales expone los más de 300 huesos que estuvieron décadas en un almacén de la Universitat Politècnica (UPV)

El esqueleto que se expone en el Museo Municipal de Ciencias Naturales mide 18 metros. | J.M LÓPEZ

Un esqueleto de ballena descansa en el Museo Municipal de Ciencias Naturales ubicado en los Jardines de Viveros de València. El centro cultural es su casa desde hace escasos meses, pero el ejemplar (o mejor dicho, sus huesos) llevaba más de una década en cajas en la Universitat Politècnica de València (UPV) hasta hace poco, cuando finalmente se decidió darle un hogar en este museo de forma permanente. El origen de la historia se remonta a hace 23 años.

Detalle de la columna y las vertebras del enorme mamífero. | J.M LÓPEZ

La playa del Perellonet amaneció un día de 1998 con una ballena muerta en su costa. Este animal midió 18 metros y pesó 27 toneladas en vida. Fue recogido por el equipo rectoral de la UPV, entonces capitaneado por Justo Nieto que decidió recuperarlo para instalarlo en la biblioteca de Bellas Artes. Algo que jamás se produciría. Desde 1998 hasta 2003, el paleontólogo Ximo Sendra se encargó de restaurar las más de 300 piezas de huesos del animal que, tras los trabajos fue trasladado de Pego, donde reside el investigador, a València. Una tarea que no fue nada fácil pues, a modo de ejemplo, solo el cráneo pesaba 150 kilos y requirió hasta seis personas para moverlo y cargarlo en el camión de transporte, tal como explicó Levante-EMV en su día. La estructura del rorcual, que se componía de 175 huesos y casi 120 epífisis, se instaló en uno de los talleres de la UPV a la espera de acometer una reconstrucción del cuerpo del animal en uno de los enclaves de la universidad. En 2005, los directivos de la UPV descartaron el proyecto por cuestiones de seguridad. Hubo un amago de retomar un plan para exhibir los restos de la ballena en 2008 que también se declinó por las dificultades económicas que atravesaba la institución académia en plena crisis, tal como relató, asimismo, este periódico en 2016.

Una visitante observa la gran estructura del rorcual. | J.M LÓPEZ

Durante años, los huesos perfectamente embalados y protegidos han permanecido ocultos en un almacén, esperando a que alguien propusiese un destino para la ballena que acabó su vida en la costa de València. De momento, se ha trasladado al Museo Municipal de Ciencias Naturales y ahí se expone en longitud real parte del esqueleto del rorcual, aunque se ha planteado que en un futuro se habilite una reconstrucción del cuerpo y se cuelgue para mostrar en toda su plenitud el animal.

Un proyecto que todavía no tiene fecha y que dará algo de tregua a los restos «viajeros» del gran mamífero marino que pareció inspirar Moby Dick. Ahora, con su gran longitud extendida a lo largo de una de las salas de exposición, uno puede imaginar qué aventuras podría haber vivido esta ballena que, en los últimos años, tras su muerte ya ha viajado por varias ciudades valencianas.¿Será el Cap-i-Casal su último destino?.

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