«Hasta que la situación no mejore en la Malva-rosa, no pararemos las reivindicaciones». Los vecinos y vecinas del barrio lo tienen claro: hacer ruido frente al silencio de las administraciones ante la situación que están viviendo durante los últimos meses. Por ello, decenas de residentes de esta zona realizaron una cacerolada en Las Cuatro Esquinas para reclamar un barrio digno y sin drogas.
Tras más de treinta años sin obtener ninguna respuesta, un portavoz de la asociación vecinal señaló: «no nos ha quedado otra opción que volver a salir a las calles para hacernos visibles».
Los residentes reclamaron, como ya hicieron en anteriores convocatorias y tras las reuniones con el alcalde de València y varias concejalías, mayor limpieza en las calzadas y aceras, el mantenimiento de plazas y jardines, la instalación de zonas de ocio y deportivas para jóvenes y espacios agradables para personas mayores.
A lo largo de esta semana, la asociación vecinal se reunió con las concejalías de Educación y Urbanismo del Ayuntamiento de València. Reconocen que los encuentros «han sido fructíferos», pero «en seis años del actual gobierno no se ha llevado a cabo ninguna actuación».
«El barrio está necesitado de muchas acciones, ya que hay cosas proyectadas desde hace muchos años, pero no se han realizado todavía», denuncian.
Desde la asociación vecinal explican que durante la reunión mantenida con la concejala de Educación, Acción Cultural y Juventud, Maite Ibáñez, se anunció que se rehabilitará un local como Centro Municipal de Juventud. Además, se habilitará una sala de lectura para todas las edades en este mismo espacio mientras se construye la nueva biblioteca, que también contará con un centro de Servicios Sociales. Por otra parte, los portavoces vecinales también se reunieron con la vicealcaldesa y concejala de Urbanismo, Sandra Gómez. «Queríamos que nos informara de los diferentes proyectos urbanísticos que se están llevando a cabo porque pasan los meses y no vemos ningún cambio», exponían desde la asociación. Gómez les informó de la remodelación de la plaza de Antonio Eiximenis y de la avenida de la Malva-rosa, que se llevarán a cabo en los próximos meses.
Por su parte, los residentes le transmitieron la necesidad de abrir algunas calles para descongestionar el tráfico, buscar una solución en torno al problema de las Casitas Rosas o la habilitación de más plazas de aparcamiento, ya que hay solares abandonados que podrían ser utilizados en este sentido. No obstante, recalcaban que el problema de las Casitas Rosas «es el que más nos urge y preocupa ante el aumento de la presencia de drogas».
A pesar de estas reuniones, los vecinos señalan que no pararán en sus reivindicaciones «hasta que no veamos cambios en el barrio, por lo que esperamos que se pongan las pilas».
Durante la cacerolada, reconocieron que no es «agradable» ver a la gente «consumiendo drogas en la calle ni que la Malva-rosa se convierta en noticia por la muerte de un toxicómano».
La convocatoria también contó con algunos representantes de la plataforma Orriols en Lucha, que quisieron solidarizarse con los residentes. «Estamos viviendo una situación similar los dos barrios debido a la degradación por culpa de las drogas y la delincuencia, por lo que es importante sumar presiones ante las administraciones», concluyeron desde la plataforma.
