La nueva estrategia de la Marina de València tras la condonación de la deuda millonaria (400 millones de euros) de la Copa del América por parte del Gobierno contempla la construcción o adecuación de un edificio para instalar empresas innovadoras con necesidades de espacios terciarios de tamaño medio. La demanda de estudios y oficinas de no más de 300 metros cuadrados se ha multiplicado en la Marina de València, donde no hay espacio de estas características disponible para ofrecer. Las antiguas bases deportivas de la Copa, grandes contenedores de estética industrial, no son una opción porque además de que ya están a plena ocupación se trata de concesiones unitarias.

La antigua estación marítima, cuya concesión a la belga Fosbury & Sons fue anulada en mayo del año pasado tras más de dos años de litigio con las «startups» valencianas, debía cumplir esta función, la de generar espacios de trabajo (coworking) para pequeñas y medianas empresas vinculadas al sector de innovación y el emprendimiento. Ante el impás de esta concesión y para evitar la fuga de inversores y nuevas empresas, los gestores del Consorcio València 2007 han incluido la posibilidad de construir un espacio para uso terciario en la parcela para uso hotelero anexa al edificio del Reloj, justo enfrente de la antigua Estación Marítima. También se baraja la posibilidad de convertir los antiguos Docks, cuya titularidad rescató hace ya casi cuatro años el ayuntamiento, pero que siguen cerrados y sin uso, después de haber funcionado como discoteca.

Los Docks ya fueron objeto de un estudio de usos del que salieron ideas como un auditorio, un espacio museístico o un centro de interpretación de los poblados marítimos.

Un hostel con zona de ocio y restauración, una residencia de estudiantes o un hotel-casino de lujo han sido algunas de las propuestas que se han planteado por parte de inversores privados para los Docks sin que ninguna haya visto la luz. Todo apunta a que la nueva vida para los Docks, que también se ofreció sin éxito como sede del Caixaforum, que finalmente se fue al Ágora de Calatrava, vendrá de la mano del uso terciario y de oficinas.

Un nicho de mercado que también han visto los gestores de la ampliación del Real Club Náutico, València Mar, que han presentado un proyecto para la construcción de 700 metros cuadrados de espacios de oficinas «frente al mar».

La estrategia poscovid para la Marina de València, ya liberada de la deuda, está definida desde el pasado verano. A la espera por tanto desde hace casi seis meses de que el gobierno municipal y el Ministerio de Administración Pública lleguen a un acuerdo para la formación del nuevo órgano gestor en el que la Administración del Estado estará representada por la Autoridad Portuaria de València. El derecho de veto y la propiedad de la mitad de la marina que el Ministerio de Hacienda, tras comunicar su salida del consejo rector una vez saldada la deuda, esgrimió a favor de la APV provocaron el enfado del alcalde, Joan Ribó, que anuló la convocatoria del consejo rector del mes de octubre en la que se iba a formalizar la salida de Hacienda.