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La UV renaturalizará Tarongers dos años después de vallarlo

La UV convocará un concurso de proyectos y diseño para mejorar su integración paisajística

El vallado del campus de Tarongers se llevó a cabo entre 2019 y 2020. | F.B.

El vicerectorado de Infraestructuras de la Universitat de València impulsará un concurso de proyectos de arquitectura y paisaje para la renaturalización del campus universitario de Tarongers. La intención es generar un entorno más amable y dulcificar la imagen del recinto universitario tras su controvertido vallado llevado a cabo entre 2019 y 2020.

Los edificios de ladrillo rojo característicos del Campus de la Universitat de València en Tarongers. f.b.j

El campus de Tarongers fue construido en 1995 como espacio abierto y gran ágora para la comunidad universitaria, a diferencia del campus de la Universitat Politécnica situado enfrente, que sí fue vallado. La institución académica decidió renunciar a dicho planteamiento de espacio abierto ante la práctica continuada del botellón en sus jardines y soportales y el elevado gasto en mantenimiento, limpieza y vigilancia nocturna que las fiestas de jóvenes llevaban aparejado.

El Ayuntamiento de València aprobó en 2017 la modificación del plan especial del campus de Tarongers para permitir la construcción de un cerramiento metálico y de obra dura de 4,1 kilómetros perimetrales. La institución académica, que había iniciado los trámites en 2011, sacó a concurso público el vallado por 4,7 millones de euros. El cerramiento, con casi tres metros de altura, es un muro visual que rodea grandes explanadas a las que ahora se quiere dar una imagen más sostenible y adaptada a las exigencias del cambio climático.

Los responsables de la Universitat ya han presentado esta nueva convocatoria de renaturalización en la Escuela de Arquitectura y se han llevado a cabo, además, diversas reuniones con el Organismo Autónomo (OAM) de Parques y Jardines del Ayuntamiento de València con el objetivo de generar colaboraciones entre ambos. Una de las líneas estratégicas del gobierno municipal para preparar a la ciudad frente al cambio climático es la renaturalización del mayor número posible de espacios urbanos desde las grandes plazas (Reina, Brujas y Ayuntamiento) hasta el paseo marítimo o las grandes avenidas del Puerto y Pérez Galdós.

El campus de Tarongers fue uno de los epicentros del botellón en el norte de la ciudad.El vallado del campus ha alejado la práctica del botellón de los aularios pero no ha puesto fin a la práctica, que ha resurgido con el fin de la pandemia del coronavirus.

Epicentro del botellón

El proyecto de vallado que impulsó la Universitat con el objetivo de acabar con la práctica del botellón afectaba a tres áreas. La primera era aparcamiento provisional en superficie colindante a la rotonda de la V-21 (acceso norte) y la avenida Tarongers, que ya esta cerrada por una valla provisional de malla metálica. La segunda y más grande afectó a la mayoría de los edificios (facultades de Economía, Derecho, aularios, biblioteca, centro de idiomas...) que fue rodeada por un murete base de hormigón de medio metro de alto rematado por una valla traslúcida de pletinas de acero galvanizado.

La tercera zona es la más pequeña y comprendía el aparcamiento independiente y arbolado de la avenida de Tarongers, junto al cementerio del Cabanyal.

Con el vallado perimetral el campus se convirtió en una isla y quedó cerrado al tráfico en horario no universitario (nocturno y fines de semana).

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