El faro centenario del Puerto de València, que el proyecto de la ampliación norte prevé derribar y reconstruir en otro emplazamiento porque dificultará las maniobras de los barcos, está incluido en el Catálogo de Faros con Valor Patrimonio de España del Ministerio de Cultura. Se trata de uno de los tres faros de la provincia de València, once en toda la Comunitat Valenciana, que se encuentran catalogados en el inventario realizado en 2017 por la Escuela de Arquitectura de Donostia para el ministerio y dirigido por Santiago Sánchez Beitia.
«Este faro tiene unas peculiaridades únicas en España», destaca la ficha del edificio de València, que añade que la torre vigía, construida en 1890, en principio como estructura móvil, «puede ser visitable con facilidad e integrarse en una red temática sobre Faros de España». Los autores del catálogo explican que el primer faro proyectado en el Grao era una torre móvil de estructura metálica que fue encendido por primera vez el 1 de agosto de 1866. Era desplazado sobre una base con ruedas por el farero o «torrero», según avanzaban las obras de construcción de los diques. Aquel elemento móvil fue «el embrión del faro actual». La torre vigía fue trasladada hasta su ubicación definitiva en el dique norte, donde se revistió de mampostería y se construyó la vivienda del farero.
La torre, en uso hasta la construcción de los nuevos muelles de la bocana y la de un nuevo y moderno faro de fibra de vidrio, alcanza una altura de 22 metros sobre el muelle y 30 sobre el nivel medio del mar. «Posee un valor destacado por su interés histórico, arquitectónico, tecnológico y por su viabilidad futura», asegura la ficha del catálogo.
En relación al futuro del faro, la Autoridad Portuaria de València (APV) explicó a este diario que la torre «no se destruye». La intención del Puerto «es conservar el patrimonio histórico», si bien los estudios han revelado que la «estructura originaria metálica está totalmente deteriorada y oxidada». «Esto impide su desplazamiento, más de cien años después de su último viaje», indican. La APV ha solicitado estudios para ver posibles alternativas para reconstruir el faro «en un lugar emblemático y accesible». Aunque no está concretado el sitio al que se trasladará, todo apunta a que se reconstruirá, aprovechando elementos originales, como la linterna, en el entorno de la Marina.
La Fundación Goerlich ha pedido al Puerto que reconsidere los planes de derribo del faro y criticado lo que supone una nueva pérdida del patrimonio portuario, en cuya lista negra se incluyen la Escalera Real, el Club Náutico (obra de Javier Goerlich), la Lonja de pescadores y, más recientemente, parte de las naves de los astilleros de Unión Naval, a cuya protección instó la Cátedra Demetrio Ribes. El puerto asegura que «no se sabe aún cual será la solución, pero su mantenimiento es «irrenunciable».
El informe de la ingeniería Intemac para la APV en junio de 2021 dice que «no se considera viable el traslado del faro del dique norte salvo condicionantes no técnicos que exijan mantenerlo, en cuyo caso serían necesarias complejas y costosas operaciones para su traslado, reconstrucción o reparación».
En la memoria del proyecto de construcción de la ampliación norte, de octubre de 2021, se contempla como solución para el faro, cuya ubicación entorpece la maniobrabilidad de los grandes buques que llegarán a los nuevos diques su reconstrucción «lo más fielmente posible» en otro emplazamiento.
En España existen en la actualidad 191 faros, construidos la mayoría entre los siglos XVIII y XIX y muchos en funcionamiento. De ellos 130 son merecedores de protección, entre ellos el de València.
«El Faro contiene todos los elementos que constituyen lo que el Instituto de Patrimonio Cultural de España define como Bien Industrial», asegura la memoria del catálogo de Faros con Valor Patrimonial elaborado por la UPV de San Sebastián para el ministerio.
El catálogo incluye otros dos faros en la provincia de València, el de Cullera y el de Canet d’en Berenger.
Otros faros valencianos de gran valor son los de Tabarca, Santa Pola, Oropesa, el cabo de la Nao o el de las islas Columbretes.
Los faros por su propia función se ubican en zonas extremas de frontera entre el mar y la tierra. Algunos son verdaderos alardes de ingeniería por ubicarse en zonas inaccesibles. Su construcción aún hoy sería un reto.
