El alcalde Joan Ribó y el concejal de Mercados Carlos Galiana han visitado el mercado del Grau y han presentado a la prensa el nuevo espacio comercial y cívico del Distrito Marítimo. Estas obras, tal como reconoce Galiana, han sufrido diversos retrasos por diversas circunstancias de tipo arquitectónico, administrativo y económico, en gran parte achacable al parón por la pandemia del Covid.
Lo cierto es que las obras del recinto comercial y social fueron adjudicadas en 2018, sin embargo hasta 2020 no se iniciaron y ha sido ahora en 2022 de agosto cuando se han terminado. De momento, el mercado no tiene fecha de reapertura concreta al público aunque Galiana ha avanzado que confía en que pueda estar en funcionamiento en el primer trimestre de 2023. Eso sí, a corto plazo, solo estarán ocupadas 4 de las 19 paradas.
Cuando se inició el procedimiento para encargar la rehabilitación y la licitación de las obras, «allá por 2015 cuando accedimos al gobierno, el PP tenía abandonado este mercado como tantos otros de la ciudad», apunta Galiana. El regidor añade que entonces solo había 4 vendedores en el mercado del Grau: un bar, una pescadería, una charcutería y una de encurtidos. Estos 4 puestos volverán a su mercado porque tiene sus concesiones en vigor y el resto se subastarán, matiza el concejal. Eso sí, en las próximas semanas, se tienen que reacondicionar primero estos espacios, a cargo del ayuntamiento, y por ejemplo dotarlos de cámaras frigoríficas o de expositores para la venta de los alimentos tal como los tenían los concesionarios. Paralelamente se van a licitar el resto de paradas.
El nuevo espacio funcionará, como gran novedad, por la mañana y por la tarde, para adaptarse a los nuevos hábitos de consumo del barrio. Tiene las paradas situadas en forma de «U» y en el centro se ha habilitado un ágora con cubiertas y vegetación de oliveras para convertirlo en un futuro espacio de uso social que se podrá ceder a fallas y otros colectivos para eventos y actos de toda clase. Por ende, el conjunto ha sido recuperado para la ciudad, «con una inversión importante de 2,8 millones, muy bien gastados porque este barrio se lo merece», afirma Joan ibó.
No en vano, el del Grau, «es el primer mercado de la ciudad, el más antiguo» porque empezó a construirse en 1900 y acabó de hacerse en 1910. De estilo modernista de principios de siglo, el arquitecto Tomás Llavador resalta que se ha efectuado la rehabilitación con especial respeto al patrimonio. «Este edificio responde a la época en la que los servicios públicos comenzaban por el mercado». Así, obedece a esa filosofía en la que las ciudades transformaron el espacio público desde estos espacios de venta al consumidor, y mediante «la utilización del hierro en la estructura, los remates y las columnas del inmueble».
De hecho, la amplitud de las paradas no se ha tocado porque se ubican entre las columnas, que tienen 110 años de antigüedad, matiza el director técnico de la obra.
