Sant Antoni trae el primer fuego

Al calor, y nunca mejor dicho, de la fiesta de Sant Antoni, el calendario festivo de la ciudad de València está escribiendo ya el primero de sus episodios, cumpliendo con la tradición del calendario. Benimàmet organizó su particular fiesta labradora, pero por participantes y por tamaño de la hoguera, que en esto también influyen las dimensiones, en el barrio de Zaidía se convierte en dogma de fe. La hoguera, realizada sobre un armazón de palés y completamente rodeada de ramas de poda, se convierte en una auténtica bomba calorífica, que obliga al público presente a alejarse y hasta apartar en la medida de lo posible la talla de Sant Antoni, que lleva al cruce de calle tras procesionar por la barriada.

El caso es que el «Porquet», instalado en la cúspide de la hoguera, resistió lo que pudo hasta acabar devorado por un fuego que siempre le cuesta cogerse pero que, cuando lo hace, eleva una gran bola de fuego.

Hoy continúa el «porrat»

La primera «cremà» del año es el remate, que no el final, de la parte de la fiesta que, con buen criterio, se trasladó al fin de semana. La fiesta es pragmática y se hacen las dos tandas: el «porrat», la feria animalista -que permanecen abiertas este domingo en la calle Maximiliano Thous- y la hoguera, al fin de semana. La bendición de animales, sí o sí, el 17. En fin de semana siempre va más gente, pero los labradores prefieren bajar a la ciudad en este día y después celebrarlo en fin de semana en sus poblaciones.