El reloj suizo de la Copa del América da la hora cada vez peor

La esfera que regaló el país centroeuropeo, y que está instalado junto a la Estación del Grao, acumula un retraso grosero

El reloj suizo y la diferencia horaria con el Edificio del Reloj del Grao

El reloj suizo y la diferencia horaria con el Edificio del Reloj del Grao / Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Más valdría repararlo o retirarlo. Para no poner en entredicho la tradicionalmente alabada precisión suiza, para no confundir al ciudadano -las señales informativas propiedad del Ayuntamiento de turno están para dar información veraz- o, directamente, para enterrar recuerdos que ya nada aportan. El reloj que recibió como regaló la ciudad de València con motivo de la Copa del América es una sinrazón, que marca con un retraso grosero. 

El artefacto fue un regalo de Suiza a la ciudad del Turia no solo por el despliegue realizado para convertirse en sus anfitriones de la Copa del América (el sindicato Alinghi necesitaba un mar que, obviamente, no existe en el país helvético), además del nada velado apoyo que mostraban por el equipo de Ernesto Bertarelli. Hasta Rita Barberá lucía un colgante con el logo del sindicato en los días de las regatas decisivas de aquella competición celebrada entre mayo y julio de 2007 y que aportaron al imaginario popular nombres hasta ahora desconocidos como Alinghi, Oracle, Luna Rossa, Mascalzone Latino, Victory, Shosholoza o Team New Zealand. 

La cuestión es que tanto el equipo como el gobierno suizo estaban encantados por el trato dispensado y, en señal de agradecimiento, obsequiaron a la ciudad con un Reloj de Estación, una estructura muy característica, en el que los números se sustituyen por trazos negros y en el que el segundero es una bola de color rojo. 

El reloj fue entregado por la entonces presidenta del país, Micheline Calmy-Rey. Pero pasados los fastos, el reloj cayó en el olvido. Tanto, como que tuvieron que pasar doce años, en el año 2019, para que saliera del olvido de un almacén municipal. Paradoja de las paradojas, fue el gobierno de Joan Ribó quien decidió desembalarlo -recordaron de su existencia a preguntas de un periodista suizo- y, finalmente, se instaló en la avenida Ingeniero Manuel Soto, frente a la antigua estación marítima y junto a la aún más antigua estación del Grao.  

Algo no funciona...

Al cabo de unos años empezó a apreciarse que algo pasaba con el reloj: uno miraba la hora y se daba cuenta de que no coincidía con la real. El pasado verano, ya en un reportaje de Levante-EMV sobre lo que quedaba en la ciudad de aquella competición náutica, se podía apreciar que el retraso era de siete minutos. Algo inaceptable para la famosa precisión suiza. 

Apenas nueve meses después, salta a la vista que el mecanismo no funciona bien. El triste reloj acumula ya 31 minutos de retraso sobre el mundo real. No hay más que mirar un poco más lejos y contemplar la esfera del Edificio del Reloj del puerto, que sí que va a su hora, para contemplar la grosera diferencia. Sirva la imagen: mientras en la torre modernista se marcaban ayer la 13:45 horas, el iluso artefacto helvético decía a todo el mundo que aún eran las 13:14 horas.

Ahora mismo, una pieza que podría tener su valor histórico -en lo bueno y en lo malo, la Copa del América es un acontecimiento importante en la València de Siglo XXI- o simbólico, ahora es un trasto que no sirve más que para equivocar a quien lo contempla.