La NASA alerta de los efectos que tendrá en la Tierra la extraña tormenta solar caníbal que impactará hoy contra nuestro planeta

Se trata de potentes emisiones de partículas eléctricas que podrían saturar el cinturón magnético de la Tierra

La tormenta solar dejará efectos visibles en la superficie de la Tierra cuando la materia impacte contra el planeta.

La tormenta solar dejará efectos visibles en la superficie de la Tierra cuando la materia impacte contra el planeta. / Shutterstock

La NASA ha advertido de que ha producido una tormenta en el sol que ha contado con varias fulguraciones y eyecciones de gran cantidad de partículas cargadas eléctricamente que ahora se dirigen a toda velocidad a la Tierra y que con toda probabilidad impactarán hoy contra el planeta azul.

La más potente de estas emisiones de masa coronal se produjo a las 20.50 horas del miércoles 29 de noviembre, aunque antes ya había habido otras que también lanzaron partículas hacia la Tierra. El material viaja a toda velocidad (entre 250 y 3.000 km/h) y es muy probable que la última eyección devore a las anteriores, cuyas partículas avanzarían más lentamente, hasta formar un único frente de materia. Es por esto que los científicos denominan a este fenómeno emisión o tormenta caníbal.

La previsión de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos es que esas partículas lleguen a la Tierra el viernes 1 de diciembre y que sea a lo largo de ese día cuando se noten sus efectos en nuestro planeta. Pero, ¿qué consecuencias tendrá para el ser humano un evento de esta magnitud y naturaleza? Los expertos advierten.

Consecuencias de la tormenta solar

Las fulguraciones solares y las eyecciones de masa coronal han existido desde siempre. Lo que sucede es que, cuando se dan con tanta potencia, sus efectos son muy fácilmente apreciables y los resultados del impacto de las partículas sobre nuestro planeta son evidentes.

Los satélites pueden verse afectados hoy por la tormenta solar.

Los satélites pueden verse afectados hoy por la tormenta solar. / L-EMV

De manera habitual, tanto el campo magnético de la Tierra como su atmósfera actúan a modo de cinturones protectores para evitar que esta materia arrojada por el sol llegue hasta la superficie del planeta. Lo que sucede es que, cuando se produce una emisión tan intensa como la registrada esta semana, el cinturón magnético puede quedar saturado y disminuir su protección. Es entonces cuando las consecuencias de este fenómeno son advertidas por el ser humano.

La NASA y otros expertos en la materia coinciden a la hora de señalar lo que esta tormenta solar caníbal supondrá para la Tierra, sobre todo el viernes 1 de diciembre, día de llegada de las partículas solares. De hecho, estiman que los efectos de las emisiones solares ya se tienen que estar notando en diversos puntos del planeta. En concreto, apuntan que es muy probable que desde primerísima hora, o incluso desde el jueves 30 de noviembre, ya se estén produciendo problemas en las comunicaciones por radio en algunas zonas del Pacífico Sur.

Igualmente, la tormenta solar puede afectar a algunos dispositivos electrónicos, crear interferencias en las comunicaciones por radio, provocar dificultades en el control de las redes eléctricas y fluctuaciones en el suministro de esta energía, e incluso generar pequeñas desviaciones o perturbaciones en los satélites que orbitan alrededor de la Tierra, tal y como advierte ela Oficina Nacional Estadounidense de Administración Oceánica y Atmosférica.

Las auroras boreales serán visibles hoy mucho más al sur de lo que es habitual como consecuencia de la tormenta solar caníbal.

Las auroras boreales serán visibles hoy mucho más al sur de lo que es habitual como consecuencia de la tormenta solar caníbal. / L-EMV

Asimismo, estas violentas eyecciones de masa coronal desde el sol también provocará auroras boreales en puntos de la Tierra donde no es habitual verlas. Así, una tormenta solar caníbal de la magnitud registrada en los últimos días podría hacer que las auroras boreales se viesen incluso desde las partes más al sur de la Europa Central, concretamente desde los puntos más septentrionales de Alemania o Francia, aunque los expertos no descartan que sean visibles incluso más al sur.