El modisto cierra un capítulo en su vida en el que se ha visto envuelto durante 51 días. El juez archivó su implicación en un caso de presuntos abusos sexuales a menores. La mella de este proceso, además del daño personal, ha alcanzado a su carrera profesional.

Le hemos visto en otras ocasiones atravesar tiempos malos pero nada equiparable a lo que acaba de vivir...

Si, sin duda es la peor experiencia de mi vida, me ha afectado física, psíquica y psicológicamente. Porque volver a empezar ya lo he hecho otras veces cuando las cosas no han funcionado bien y más o menos sé cómo se lleva, pero esto se me va de las manos. No sé si pasado mañana voy a dejar de levantarme llorando, si voy a dejar de pensar en lo que me ha pasado o hasta cuándo me va a durar todo esto... Ayer mismo estaba en casa con unos amigos y afortunadamente estuve bien hasta que al final volvió a salir el tema. No me viene nada bien.

Pero este caso ha ido más allá de lo personal... ¿Cómo le ha repercutido en el negocio?

Sí, he vivido un calvario que no se lo deseo a nadie, pero ya no solo anímicamente, a nivel profesional también. Se ha cerrado la tienda que tengo en Valencia, porque se han caído todos los contratos e ingresos que había en estos cincuenta días. La marca se ha visto dañada y con ello, las ferias contratadas, bolos, conferencias... todo. No hay nada que la sustente. Antes había marca y aunque las cosas no estuvieran bien se aguantaban, pero ahora es diferente.

¿Y tiene algún proyecto en mente?

De momento vamos a abrir un atelier en el centro de Valencia y volver a empezar una vez más. Porque es la única manera de seguir creando, servir a los clientes y proteger mi marca. Es duro, porque tienes que empezar de cero para poco a poco ir subiendo, pero no me queda otra.

Cuando saltó la noticia hubo muchos amigos que le mostraron su apoyo públicamente. ¿Qué le aconsejaban?

Desde el primer momento sabían que era una injusticia y que eso no iba conmigo.

Jamás en la vida he dado un ápice para que se pensara algo así de mí. Pero afortunadamente me he sentido muy respaldado por mi familia, amigos e incluso los medios de comunicación. Y no te digo en mi pueblo, que cuando voy por la calle me gritan «Estem amb tu!» Eso me reconforta, pero claro en Sebastopol, por poner un ejemplo, no tienen ni idea. Y cuando ves que las cosas se ponen hacia el otro lado, te hacen hasta dudar de ti mismo.

¿Cómo recuerda el día de la detención?

Fue como una película. Sobre las 9 de la mañana me detuvieron y me llevaron a los juzgados. Hasta que no pasó un buen rato no sabía de qué se me estaba acusando. La jueza me preguntaba una y otra vez por el tema y no sabía qué hacía yo ahí.

¿Tiene ganas de pasar página y centrarse en sus diseños?

Tengo ganas de que se sepa la verdad. Porque cuando se sepa la verdad de todo es cuando descansaré. Ahora no puedo pasar página, necesito saber el porqué.

¿Cree que las intenciones eran hacerle daño?

Si, completamente. Las dos son dos personas dementes que buscaban la custodia de los niños, y haciéndome daño a mí se lo hacían también al padre o a la madre de los niños.

¿Qué siente cuando al día siguiente es portada de todos los medios de comunicación?

En esa primera fase estaba devastado y a raíz de mi inocencia es cuando me entró una fuerza interior por saber la verdad. En el juzgado me preguntaban por algo que no tenía nada que ver conmigo, no había ningún dato contrastado para que se me acusara por algo así.

¿Cómo vivió el momento en el que la policía ocupa su casa?

Lo pasé fatal, por suerte estaba con una amiga en casa. Pero el despliegue de medios era increíble. Helicópteros, once policías con pistola, perros, todos rebuscando por los cajones, ordenadores, en los vídeos... Por un lado me sentía tranquilo porque estaba seguro de que no iban a encontrar nada pero a la vez pensaba: ¿por qué me pasa esto a mí? No daba crédito.

La semana pasada también tuvo que declarar por el otro caso del menor que se encontraba en su vivienda...

Lo conocemos hace diez años y ni su madre ni yo pensábamos que sería capaz de hacer algo así, en la vida. Ahora mismo pienso que es lo más malo de lo peor y debe pagar por lo que ha hecho al pequeño.