En Marte, el sonido se propaga a una velocidad de 240 metros por segundo: no solo lo hace más lento que en nuestro planeta, sino que además las diferentes frecuencias no son regulares. Al escuchar música o tener una conversación en Marte, llegarían primero a nuestros oídos las frecuencias altas o agudas y luego las más bajas o graves, que son más notorias. Imposible hablar como en la Tierra.