Si le despidieron el viernes, hoy tiene que sumar otra mala noticia. Su indemnización pagará impuestos. Hasta ahora estaban exentos hasta 33 días por año trabajado. Ahora, el Gobierno propone que cuando la indemnización supere 2.000 euros por año trabajado, lo que equivale a un sueldo de 20.000 euros, pagará impuestos como los demás ingresos. Para una indemnización de 40.000 euros, por ejemplo, 18.000 euros tributarán.