Enganchados a un móvil, así vemos a los adolescentes diariamente. Esto es un problema cada vez mayor para los profesores que ven como sus alumnos entran el móvil a las aulas y aunque esté prohibido su uso no pueden evitar mirarlo de reojo por si vibra al recibir una notificación, lo que muchas veces provoca que el docente le quite el teléfono, interrumpiendo el ritmo de la clase.