Felipe González y Alfonso Guerra, el PSOE del 82, juntos otra vez. "No es habitual que nos vean reunidos en un escenario a los dos", ha dicho Guerra. Y aunque ha arrancado limitando expectativas: "Una expectación que no se si vamos a cumplir porque esta es la presentación de un libro". No ha tardado en entrar al trapo de la ley de amnistía. "La amnistía significa la humillación deliberada de la generación de la transición, una criminalización que un demócrata no puede aceptar, borrar un pasado democrático para pasar a un futuro execrable, dejaría una hipoteca enorme que lastraría el futuro de la Nación". Y aclara, él no ha cambiado de opinión: "Yo no he sido desleal, yo no he sido disidente, más bien lo ha sido el otro, que ha cambiado de opinión". El otro es Sánchez, Guerra ha reunido en el Ateneo a todo el socialismo crítico con Sánchez, en sus diferentes grados. Expulsados, exministros que se fueron, renegados... "Yo vengo a escuchar aquí al PSOE el otro tiene las mismas siglas pero más bien es el Partido Sanchista", dice el exlíder madrileño Tomás Gómez. Pero también a actuales barones que no se resignan a pesar de su rechazo a la amnistía como Javier Lambán o Emiliano García Page.