Con la ventana abierta entran no una, sino varias chinches de las llamadas apestosas. Al igual que en otros puntos del país, en edificios de Barakaldo, próximos a una zona verde, están por todas partes. Cuando hace calor es cuando más aparecen. Los vecinos están hartos de verlas en persianas, en las ventanas o en grietas. Llegan a las casas para hibernar. A diferencia de las chinches de cama, no son peligrosas para el ser humano ni para las mascotas, pero sí para los cultivos. Eso sí. Si se sienten amenazadas o se pisan despiden un olor muy desagradable. De ahí su nombre. Se trata de una especie "invasora", originaria de Japón, China y Corea que llego a nuestro país hace menos de 10 años. Aunque parezca una lucha titánica dicen los expertos que cuantos más ejemplares eliminemos menos capacidad de reproducción tendrán.