Tirar la piedra y esconder la mano. Eso es, precisamente, lo que ha hecho el PSC al no acatar la resolución de la gestora socialista y votar no a la investidura de Mariano Rajoy, pese a lo que se había aprobado previamente. Las resoluciones de la gestora, que es el máximo órgano entre congresos están para cumplirse y si no es así, hay que aceptar las medidas disciplinarias que se impongan, sean de carácter económico o sean disciplinarias, como es abrir expediente a los diputados díscolos y expulsarlos del partido, lo cual no va a suceder.

Ante el eventual y necesario cambio de rumbo en la secretaría general del partido, el PSC se apresura a hacer las paces, después de haber hecho lo que le ha venido en gana. Ninguna otra Federación lo hace. La reunión que han mantenido estos días Miquel Iceta y Susana Díaz trata de buscar un acercamiento, limar asperezas y romper con la tensa relación que existía entre ambos partidos. Y es importante para la democracia de este país que así sea porque lo contrario solo beneficia al populismo, que está sacando tajada política y electoral de la crisis del PSOE, sin importarle lo más mínimo que resuelva sus problemas internos.

Iceta ya ha dicho que su partido va a ser neutral en la designación del nuevo secretario general del PSOE, cuando es de sobra conocida su posición a favor de Pedro Sánchez, también candidato junto a Susana Díaz, que aunque no lo ha confirmado, todos dan por hecho que se presentará al cargo, con muchas opciones de ser elegida.

Me consta que había muchos diputados socialistas que no estaban de acuerdo en abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy y defendían el no es no de Pedro Sánchez, sin embargo, aceptaron lo que aprobó la gestora por mayoría de sus miembros y actuaron en consecuencia, respetando el mandato, asumiendo lo que les dijo el partido, sin rechistar.

Y así debe de ser. Hay que respetar y cumplir las leyes. En este caso, lo que aprobó la gestora. La desobediencia y la deslealtad no deberían quedar nunca impunes .

El PSC debería aclararse un poco y saber hacia dónde quiere ir y, sobre todo, si quiere ir de la mano del PSOE o prefieren hacer el camino solos. Su posicionamiento sobre el derecho a decidir y el referéndum de autodeterminación en Cataluña es contrario a la posición del PSOE , firme defensor de la unidad de España y contrario a cualquier referéndum fuera de la Constitución por ser ilegal.

Soy consciente de las dificultades que tiene el PSC en Cataluña, con el independentismo catalán en pleno apogeo y con una caída de votos importante en su electorado, pero eso no le impide respetar y cumplir con las decisiones del partido y someterse a ellas. Su aproximación a Podemos es una grave equivocación, desde mi modesto punto de vista, que lejos de sumar resta y divide aún más. Estas no son, desde luego, las costuras que necesita el partido.