Curiosa manera tiene el presidente del Gobierno de afrontar los casos de corrupción que infectan a su partido y, por ende, a la política española. De viaje por Brasil y Uruguay, donde se encuentra para impulsar el comercio exterior de las empresas españolas, de unas pocas, apenas ha dedicado unos segundos a la dimisión de Esperanza Aguirre y se ha negado a responder a las preguntas de los periodistas. Cosa menor, al parecer.

La ex presidente de la Comunidad de Madrid, dijo sentirse engañada y traicionada por su número dos, Ignacio González que ha ingresado en la cárcel por el presunto cobro de comisiones en el Canal de Isabel II. Aguirre alega falta de diligencia, al no haber vigilado adecuadamente a sus subordinados: Francisco Granados e Ignacio González, ambos en prisión. Si Esperanza Aguirre no se enteraba de lo que pasaba en la Comunidad de Madrid, donde todos los puestos de su confianza están imputados o en la cárcel, una de dos: o es una incompetente, que nunca debió ocupar el cargo de presidenta, tampoco de ministra ni de presidenta de las Cortes o le pasa como a la infanta Cristina, que no se enteraba de nada de lo que hacía su marido, lo cual dice mucho de su gestión y de la falta de profesionalidad de los políticos en general, que han vivido siempre del partido de turno, sin ninguna cualificación a nivel profesional ni personal.

Es un auténtico escándalo, desde todos los puntos de vista, que el presidente Rajoy no comparezca en el Congreso de los Diputados, como le han pedido varios grupos parlamentarios- ni siquiera y con la que está cayendo, ha tenido la iniciativa de hacerlo él a petición propia- para dar explicaciones sobre los innumerables casos de corrupción que salpican al PP y que no se circunscriben sólo al ámbito de la Comunidad de Madrid, también del resto de España, con un montón de casos abiertos, que no enumeraré para no cansarles más de la cuenta.

Al margen de las responsabilidades penales, que compete a los jueces dirimirlas, existen también las responsabilidades políticas, que el señor Rajoy se niega a asumir. Es una vergüenza, que no ocurriría en ningún otro país del mundo, donde por mucho menos se dimite.

Por cierto, ¿Dónde está la oposición? ¿Alguien la ha visto?