La asociación de Castelló Sense Soroll aseguró ayer que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia que prohíbe el consumo de alcohol en la zona de las tascas ha entrado ya en vigor al no haber presentado un recurso el Ayuntamiento de Castelló, según informó ayer el despacho de abogados contratado por Castelló Sense Soroll.

El concejal de Sostenibilidad, Gonzalo Romero, afirma que el fallo del TSJ será firme en un plazo de dos meses y que, mientras tanto, los servicios jurídicos del ayuntamiento intentarán adaptar la ordenanza municipal de convivencia a las exigencias que plantea el tribunal. Fuentes del bufete de abogados señalaron que hay un periodo de dos meses para que la sentencia se ejecute de forma forzosa y explicaron que la prohibición, al no haber recurrido el ayuntamiento, es firme en estos momentos. Al respecto, avanzaron que remitirán un escrito al ejecutivo local en el que le instarán a cumplir "la legalidad".

El ejecutivo local se ha propuesto modificar la ordenanza para que la singularidad de las tascas pueda continuar adelante y considera que tiene un periodo de dos meses para ello. El fallo del TSJ indica que la regularización municipal choca con la normativa de Drogodependencias del Consell, que impide el consumo de alcohol en la vía pública "salvo en los lugares en los que esté debidamente autorizado, o en días de fiestas patronales o locales, regulados por la correspondiente ordenanza municipal". Por ello, los munícipes populares confían en que se pueda seguir bebiendo alcohol en las tascas añadiendo en la ordenanza esta condición que indica el fallo.

Sea como fuere, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia ha puesto en jaque la pervivencia del modelo actual de tascas y ha llevado la intranquilidad a los propietarios de los locales. El ayuntamiento sigue dando vía libre de momento a la ingesta de alcohol en esta zona tradicional de ocio de la ciudad y se ha apresado en subsanar su error en el tiempo más rápido posible.

Los establecimientos advierten que esta prohibición supondrá el fin de las tascas, cuyo modelo pervive desde hace más de 30 años.