Ahí estaba el horno moruno, conocido como el de la Palmera, escondido entre la maleza, con vistas a Montí y a salvo de las miradas de los viandantes que paseaban a escasos metros. La existencia de esta construcción estaba documentada, de hecho, ya se respetó cuando se urbanizó el PAI Sur-11, en la zona sur de Onda. Su perímetro fue vallado como medida de protección. Ayer, los operarios de Becsa, empresa que trabaja para el ayuntamiento, limpiaron la vegetación del recinto y retiraron escombros y basura del interior del horno, concretamente del hueco donde se colocaba la leña. Ahora queda integrado en el paisaje, al lado de un parque infantil y cerca de la casa de Manolo Safont, como un testigo más de la importancia de la cerámica en la localidad.