El Villarreal se ha quedado en cuadro. Las lesiones de buena parte de sus activos personales han venido debilitando exageradamente el potencial que creímos suficiente y que ha acabado por demostrase cautivo del azar. Habíamos entendido con la subjetividad del aficionado partidista que había plantilla suficiente y suficientemente preparada para lidiar con la temporada, cargada de difíciles compromisos al tener que afrontar hasta tres competiciones oficiales que exigen una cuidadosa pretemporada. No se contó, no se podía conocer de antemano que las lesiones se cebarían en una plantilla tenida por suficiente y llegado el tramo final de la temporada el compromiso exige mayores reservas que las calculadas, con lo que se está ante la pregunta del millón: ¿debió el Villarreal desatender alguna de las tres competiciones que tenía que afrontar? El aficionado tiende a sobrevalorar el poder de su equipo a poco que este alcance resultados satisfactorios, pero la realidad es tozuda y generalmente acaba por dejar a cada cual en su sitio. Estamos ante un club modesto. Cuya trayectoria en Primera División acostumbra a estar por encima de lo que objetivamente cabría esperar de su presupuesto, lo que se explica por sus incorporaciones procedentes del mercado de fichajes y también de la fábrica de talentos salidos de la cantera propia. Así las cosas ¿debemos culpar solo a la casualidad de las lesiones que partido tras partido van diezmando las posibilidades del equipo y si no es así, no hay manera de evitarlas o disminuirlas? Doctores tiene la iglesia y técnicos en todas las áreas para evitarlas el Vila-real.

Con lo dicho, el partido a celebrar en San Sebastián la noche del sábado se presentaba de lo más incierto. Por una parte el equipo aparecía con unidades fuera de su puesto habitual dado que no había más y hasta hizo debutar el entrenador a un delantero del filial, Sol, después de que un fallo de Gerard Moreno le diera por agarrar un cabreo monumental con el delantero catalán al que quitó del equipo para sustituirle por Moi Gómez y dejar al equipo sin ningún punta propiamente dicho, hasta la salida del jugador del filial. Marcelino es manifiestamente mejorable en sus filias y fobias y Gerard Moreno no está precisamente entre los primeros, lo que resulta injusto al enfrentarse con sus números. El partido del sábado acabó con empate a cero porque los futbolistas más destacados de ambos equipos fueron los porteros y porque entre los amarillos destacó la actuación de Jaume Costa, como extremo hasta que las fuerzas acabaron con él. El partido se cobró la enésima lesión en defensa con lo que Mario, como antes Campbell y el citado Costa tuvo que situarse en el centro de la defensa, rindió cuanto pudo y ahí está a cero la puerta propia para entender que el sistema defensiva no fue lo peor de los visitantes en San Sebastián, donde se cobró un punto que sirve de poco, pero sirve. Y lo que es peor, el equipo de Cani y Godín viene a El Madrigal enseguida, prácticamente sin tiempo para recuperar a nadie, excepción hecha de Bailly que no jugó por estar sancionado y con tres de los cuatro puntas lesionados.

Claro que pudo ser peor, de no ser por un par de momentos espectaculares de Asenjo acorde con lo que viene ofreciendo desde que llegó. Cómo será, que hasta el ínclito Del Bosque ha tenido que citarle más o menos a regañadientes, en un partido de la selección en el que no jugó porque hacerlo ya sería intolerable para a los periodistas de los equipos madrileños y con el pan de la familia no se juega.

Volviendo al partido de ayer es honrado registrar que tuvo ráfagas de buen juego en los el sábado forasteros, que fueron menos de lo que los seguidores del Villarreal hubiéramos querido, pero más de lo que los vascos presentes en los graderíos deseaban. El equipo apunta algunos instantes de recuperación colectiva, pese a todo. No dispuso la Real Sociedad de más ni mayores ocasiones de gol aunque algunas tuvo, pero siempre que el Villarreal apretó los dientes y presionó a los locales desde arriba las consecuencias se fueron sucediendo ante la meta de la Real, aunque no realizara el mejor partido fuera de casa de su historia.