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La Virgen que mira al pueblo

El colectivo que se encarga de portar la imagen de la Mare de Déu del Lledó cuenta con más de 200 miembros y una coral que ameniza las misas

La asociación de barreros celebró este fin de semana varias actividades por su décimo aniversario, como un concierto del coro, una conferencia y una misa.La coral actuó en el Casino Antiguo el pasado viernes.Algunos socios en la asamblea celebrada la semana pasada.Los miembros de la junta de la asociación de barreros, presidida por Antonio Cabezón.

Hay pocos religiosos más devotos de la Mare de Déu del Lledó que Antonio Cabezón y sus compañeros de la asociación de barreros. «He estado siempre vinculado a la Virgen», confiesa el presidente del colectivo que este año celebra su décimo aniversario.

«Antiguamente siempre eran las mismas doce personas las que se encargaban de trasladar la imagen de la Virgen el día de la procesión general, hasta que al presidente de la cofradía se le ocurrió ampliar la peana y colocar cuatro barras para llevarla», explica Antonio. Así surgió la asociación de barreros y desde entonces son 52 hombres los que cada primer fin de semana de mayo, en la fiesta grande de la Virgen, se encargan de portarla desde la Basílica del Lledó por la avenida a la que da nombre.

El traslado de la imagen supone todo un ritual previo a la procesión. La asociación selecciona a los portadores y el día del ensayo se les mide y se decide la distribución de los barreros en la peana en función de su altura. «Los más bajitos van delante y los más altos, detrás», detalla el presidente del colectivo. De esta manera, la Virgen va inclinada, con la mirada hacia el suelo. «Hay vírgenes que miran al cielo y otras, como la nuestra, que miran a la gente, al pueblo», dice Antonio con orgullo. El día de la procesión, las camareras de la cofradía se encargan de vestir a la Virgen, «sólo ellas pueden hacerlo», precisa. Después el Perot de Granyana -así se llamaba el labrador al que se le apareció la imagen, según narra la tradición- se encarga de bajarla del altar y colocarla en la peana. Por último, los 52 barreros - 26 en cada turno- la cargan a sus espaldas y desfilan.

Es difícil entender para un profano la emoción que invade a estos castellonenses en el momento de portar a la Virgen, pero es que «el sentimiento es inexplicable», señala Antonio, quien recuerda con ilusión la primera vez que cargó la imagen sobre sus hombros. Son más de 100 kilos los que deben soportar los barreros, pero el peso resulta insignificante cuando se cumple un sueño que cada vez comparte más gente. La asociación nació con unos 30 miembros y actualmente cuenta con 203. Cada año, la cofradía invita a nuevos feligreses a presenciar la fiesta de la patrona de Castelló y muchos acaban incorporándose al colectivo de barreros.

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