La activista antiglobalización Susan George reivindicó ayer en Vila-real la necesidad de parar el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés) porque lo considera lesivo para la democracia, para el individuo y también para algunos de los sectores productivos más importantes de Europa en general y la Comunitat Valenciana, en particular.

George, que ya ha dado varias conferencias en España en el marco de la campaña ciudadana de rechazo al TTIP, se refirió a la agricultura como uno de los sectores que puede salir más perjudicado si finalmente la Unión Europea y Estados Unidos aprueban el tratado. En concreto, calculó que entre dos y tres de los trece millones de puestos de trabajo que tiene el sector agrícola europeo podrían destruirse.

Desde la campaña de rechazo al tratado, que cuenta con más de 40 organizaciones en Castelló informaron que otro tratado que se considera la «avanzadilla» del TTIP, el CETA, ya permite que explotaciones canadienses utilicen el distintivo «Valencia Orange» para comercializar en todo el mundo fruta criada en invernaderos, pues en este país norteamericano no se dan las condiciones climáticas para producir naranjas al aire libre. Donde sí se dan es en zonas de Estados Unidos como Florida, «que también podría ejercer una fuerte competencia al sector frutícola valenciano si el acuerdo sale adelante».

George, veterana activista antiglobalización, advirtió del peligro de homogeneizar normativa, puesto que sería «la puerta de entrada a productos de industrias estadounidenses como la alimentaria, productos no solo muy subvencionados sino también transgénicos en muchos casos, como ocurre con la soja o el maíz».

Asimismo, consideró que también se vería en peligro un aspecto fundamental en administraciones medianas y pequeñas como la contratación pública con empresas locales. «Los ayuntamientos estarán obligados a no hacer excepciones y a abrir las licitaciones a grandes empresas estatales y mundiales, que podrán presentar presupuestos mucho más bajos», resumió.

Por todo ello, llamó tanto a las instituciones como a los ciudadanos a combatir el tratado. A estos les instó a participar en la recogida de firmas que el Transnacional Institute que dirige coordina a nivel europeo, y que ya ha recabado el apoyo de 3,3 millones de ciudadanos en 23 países.

A las primeras, en particular a los ayuntamientos, les instó a aprobar mociones contra el TTIP. En este sentido, trascendió que el debate para llevar una moción como esta al pleno de Castelló se encuentra muy avanzada, y también en Vila-real se darán pasos para dar visibilidad a esta cuestión.

George apuntó que es «legítimo y necesario preguntar a los diferentes partidos por la posición que tienen respecto al TTIP, porque no solo serviría a la ciudadanía para saber qué opinan sino también para que haya debate sobre el tratado en la campaña para las elecciones» del 20 de diciembre.