Las Fallas de Sant Josep de 2016 en Borriana ya son historia. Con la «Cremà» de las 19 comisiones se dice definitivamente adiós a una edición que ha estado marcada por el miedo constante a que la lluvia pudiera mojar las ilusiones y sueños de falleros y falleras, pero también por la alta participación de tanto de vecinos como de los miles de visitantes que han querido cumplir con la tradición de llegar hasta Borriana para disfrutar de la tradición fallera.

La coincidencia de que el día de Sant Josep haya caído en sábado, hizo que en la jornada de ayer los actos programados para quemar la traca final de las fallas se vieran inundados por miles de visitantes que aprovecharon el día para poder disfrutar de las últimas horas de los monumentos falleros en plena calle.

El ir y venir de gente también estuvo presente en en uno de los actos más importantes para los borrianenses como es la Ofrenda a la Mare de Déu de la Misericòrdia, donde la plaza Mayor se quedó pequeña. En ella terminaban sus recorrido las centenares de falleras y falleros que quisieron ofrendar una vez más a su patrona con el ramo de flores que traían directamente desde el inicio del pasacalle más emotivo de todas las celebraciones josefinas. Una vez más, el cielo se pasó la mañana amenazando con estropear las sonrisas de muchas de las falleras que saludaban a amigos y familiares que aplaudían desde las aceras a su paso. Pero como si de un pacto no escrito se tratara, de nuevo las nubes negras respetaron una ofrenda que desde las 11 horas comenzó a llenar de flores y color la parte baja del tapiz instalado junto al ayuntamiento y ante el que se pudieron comenzar a ver las primeras lágrimas de pena de las Falleras Mayores de cada comisión. La pequeña Marina Monferrer, Reina Infantil Fallera de este año en Borriana contagió a más de uno en la plaza cuando al acceder al escenario no pudo contener las lágrimas. Haciendo gala de una madurez y responsabilidad fallera difícil de imaginar, Marina respiró hondo cuando vio como por la rampa subía su eterna compañera, Laura Conde Manzano, la Reina Fallera de 2016, que con los ojos vidriosos en muchos momentos, volvió a ofrecer la mejor de las sonrisas. Mostraron su devoción a la Misericòrdia con sus flores que no olvidaron oler justo antes de entregarlas a los miembros de la Junta Local Fallera.

Tras la Ofrenda, tuvo lugar la última «mascletà» y al finalizar comenzó a llover.

Pero la «Cremà» volvió a desafiara la lluvia para levantar las llamas en los diecinueve puntos en los que estaban plantadas cada una de las fallas mayores e infantiles. A las 20 horas se dio inicio al encendido de las más pequeñas, y a partir de las 22 horas, las llamas comenzaron a desintegrar a gran velocidad el trabajo de los maestros falleros. Los monumentos del Centre Espanya, el Camí d'Onda, L'Escorredor y Sant Blai fueron quienes abrieron el fuego de la Cremà, mientras en el Club 53 la espera fue la menos pesada de la historia ya que el doblete conseguido en los premios mayor e infantil ha conllevado a cerrar un año redondo.

La purificación con la que siempre se han relacionado las fallas, volvió a cerrar un nuevo ciclo para los falleros y falleras borrianenses que ya empiezan la cuenta atrás para las Fallas del próximo año.