Con decisión y las ideas muy claras se plantó ayer el Villarreal CF en el Santiago Bernabéu y, con esa actitud ganadora, le jugó de tú a tú al Real Madrid, poniéndole contra las cuerdas en más de una ocasión. No se consiguió romper el maleficio y sumar una victoria que se le resiste históricamente a los villarrealenses, pero lo cierto es que los de Fran Escribá realizando uno de sus mejores partidos en el feudo madridista. Incluso se adelantaron en el marcador con un gol de Bruno desde los once metros, pero un cabezado de Sergio Ramos en el segundo tiempo estableció el que acabaría siendo definitivo empate a uno.
El plan anti-Madrid que el técnico valenciano tenía previsto para su visita al Bernabéu pasaba por un cambio de sistema. Con solo tres sustituciones respecto a la jornada anterior, Escribá planteó un 4-1-4-1, reforzando el centro del campo y dejando a Sansone como único hombre en punta de ataque.
No le fue nada mal en el primer tiempo a los jugadores del submarino, quienes se mostraron muy seguros en sus acciones y maniataron a los blancos. Estos intentaban aproximarse al área villarrealense a base de toques, pero sin crear peligro claro. De hecho, sus primeras ocasiones fueron seis saques de esquina prácticamente consecutivos que ni inquietaron a Asenjo ya que sus compañeros desbarataban la jugada antes de que pudiera llegarle a él el esférico.
Asenjo, decisivo
La primera ocasión en la que sí tuvo que emplearse más a fondo el portero del Villarreal llegó en el minuto 18 cuando el Madrid sacó una de esas jugadas del manual de Zidane que Asenjo acertó a anular gracias a sus reflejos tras un cabezazo de Benzema a pase de Bale desde el palo contrario.
No se asustó ni se quedó parado el cuadro de la Plana Baixa y, diez minutos después, tuvo en las botas de Cheryshev una ocasión inmejorable para haberse adelantado y otra de Sansone, tras saque de córner, que Casilla detuvo. Los mismos dos protagonistas volverían a intentarlo justo después de que Marcelo abandonara el terreno de juego lesionado y fuera sustituido por Carvajal, pero tampoco estuvieron acertados con sus remates en ese momento. Se veía que el extremo hispano-ruso, formado futbolísticamente en la cantera blanca y traspasado este verano al Villarreal, quería lucirse ante su anterior afición, pero no parecía ser su mejor tarde-noche.
La mano de Sergio Ramos
Quedaban apenas unos minutos para que los equipos se marcharan al descanso dando por bueno el empate sin goles que se estaba dando, pero entonces una mano de Sergio Ramos dentro del área cambió el choque. El colegiado señaló la pena máxima y Bruno no dudó en coger el balón y colocarlo en el punto de penalti. Con sangre fría, y sin pensar que el Villarreal ya había errado desde los once metros en partidos anteriores ante el Málaga (el propio Bruno) y la Real Sociedad (Pato), el capitán no solo marcó esta vez sino que lo hizo con un lanzamiento a lo panenka que dejó mudo el Bernabéu y permitió a los de Escribá marcharse al descanso con una victoria momentánea.
El submarino había dado un paso muy importante al frente y le quedaba refrendar todo su trabajo en la segunda parte para conseguir esa ansiada victoria que se le resistía en el feudo madridista. Sin embargo, se encontró con un temprano gol de Sergio Ramos, con un remate de cabeza ajustado al palo derecho de la portería de Asenjo, que volvía a igualar la contienda.
El Madrid ya no era el mismo equipo que en el primer tiempo sino que salió como un vendabal, insistiendo constantemente ante la portería de Asenjo con centros desde todos los lados del campo. Benzema, Kroos, Cristiano... todos tuvieron sus oportunidades ante el portero palentino, que pasó a convertirse en el principal protagonista, parando uno tras otro todos los lanzamientos de los futbolistas del Madrid.
Fue entonces cuando Escribá decidió tratar de contrarrestar el juego de los de Zidane y el cansancio de los suyos sacando a Soriano y Pato al terreno de juego en la recta final. Fue muy valiente el técnico del Villarreal en ese momento, pero la jugada volvió a salirle bien y el Villarreal amarró un punto.
