«Primum vivere deinde philosophari» -primero vivir, después filosofar- es la cita latina original que desde la Asociación Enológica de Castelló (AEC) han adaptado a otra máxima, «Primum bibere deinde philosophari» (primero beber, después filosofar). Es parte del parlamento que Manuel Bordoy, como presidente del colectivo, dio hace más de 20 años en el nacimiento de una entidad que cumple dos décadas con la meta de participar de la cultura del vino y de aprender a apreciar mediante los sentidos sus cualidades.

La asociación celebró el pasado mes de noviembre una fiesta para conmemorar estos 20 años. Fundada en 1996, la AEC es un foro de amigos en torno a la cultura del vino. Con 70 socios (número máximo limitado por estatutos) y varios años de lista de espera para acceder a esta condición tras pasar por la figura de candidato a socio, la AEC es una de las asociaciones enológicas más veteranas y reconocidas de nuestro país.

La asociación realiza catas regulares en las que invita a bodegas para que presenten su producto y filosofía. También organiza cenas o viajes enológicos. Sus socios son amantes de la cultura del vino de todo tipo, desde propietarios de bodegas y sumillers hasta simples aficionados sin relación con el sector del vino. Desde su fundación, ha realizado más de 200 catas de vinos, además de otros productos.

Juan Carlos Pavía, director técnico, recuerda cómo empezó la historia. «Terminé enología y hablando con Manolo Bordoy comenzamos a juntarnos siete u ocho personas a los que nos gustaba el mundo de vino; empezamos a quedar los jueves para charlar y probar y poco a poco fue diseñándose la idea de juntarnos al menos una vez al mes y hacer más cosas, hasta que Manolo propuso lo de la asociación, de la que fue presidente fundador».

El hotel Turcosa del Grau de Castelló fue el testigo de la puesta en marcha de la AEC, formalizándose ya la junta directiva. «Cada un comenzó a hablar con amigos y en tres meses éramos ya medio centenar». El interés fue creciendo tanto que al final limitamos el número de socios, por operatividad, a 70, hasta el punto de que hace ya años que tenemos lista de espera para entrar», resalta Pavía. Dentro de este apartado tienen el denominado 'candidato a socio' -unas 16 personas-, que participan de actos de la asociación, pero sin derecho a voto. Juan Carlos Pavía justifica esta limitación «porque si no las catas serían inoperativas».

La actividad principal de la asociación, como es de suponer, es realizar una cata todos los meses, principalmente de vinos pero han abierto las puertas a otras de chocolate, foe, caviar «o Papas García», destaca Juan Carlos Pavía, quien resalta que se han traído productos de toda España. « El último, un vino canario», apunta.

Se busca el apoyo de las distribuidoras, principalmente de Castelló y Valencia, con quienes se contacta para «que nos propongan bodegas» para realizar las catas, que se realizan en el hotel Jaime I de la capital de la Plana.

Sobre los vinos de Castelló, asegura Juan Carlos Pavía que la aplicación de las nuevas tecnologías y el buen trabajo que se desarrolla en muchas bodegas nos iguala mucho respecto a otros caldos». Insiste en este sentido en que «no hay que tener vergüenza en decir que hemos probado un vino de Castelló y que encima está bueno. A veces las bodegas más pequeñas lo hacen tan bien o más que otras: la calidad la notas enseguida».

La Asociación Enológica de Castelló no recibe subvención alguna y se nutre de la cuota semestral de sus socios. «Nos controlamos las cuentas y los gasto sin ningún problema y tenemos cuotas familiares», explica Pavía, quien destaca el buen estado de salud de un colectivo con ánimo de seguir promocionando la cultura del vino en la provincia de Castelló.