Cuando una pareja formaliza su relación, no tarda en aparecer la dichosa pregunta: «¿y para cuándo el bebé?», pero se queda corta comparándola con la rapidez con la que llega la esperada: «¿y para cuándo la parejita?» y todos sus derivados.

Esta pregunta se hace desde el momento en el que se sabe el sexo del primer bebé que estar por llegar. ¡Qué locura!

Estas típicas preguntas de familiares lejanos y conocidos que ves poco no suelen ser molestas y se contestan con frases de paso, pero cuando se ha tenido un primer embarazo rápido y se espera un segundo que no parece llegar nunca, la cosa cambia.

En la primera entrada de este blog ya hablé de cómo es la vivencia la infertilidad, pero a toda esta ansiedad, secretismo y coste emocional se unen más trabas cuando hablamos de una infertilidad secundaria.

Si ya has tenido un hijo, cuesta más tiempo darse cuenta y comprender que se puede estar viviendo algún tipo de infertilidad, por lo que se accede a la asistencia sanitaria mucho más tarde y los problemas emocionales que todo esto conlleva se pueden agravar.

Esta situación puede darse por la aparición de algún problema de fertilidad tras haber tenido la primera criatura, pero en el mayor número de las casos se trata de una problemática ya existente que no se detecta en el primer intento de ser padres porque han podido darse las circunstancias idóneas sin necesidad de intervención ajena. De hecho, también puede darse el caso contrario: recurrir a reproducción asistida para el primer hijo y luego tener un segundo de forma natural.

Cuando se da esta circunstancia, la pregunta cobra otro matiz, ya que la pareja siente que no es «digna» de sufrir. Se mueven entre la dicotomía de querer un segundo hijo y la culpabilidad de pensar que su hijo no es suficiente. Sienten una incomprensión mayor por parte de la sociedad que les rodea. Es muy normal la negación del problema, el aislamiento, la envidia de las familias de los conocidos, tristeza, culpa, rabia, ansiedad, depresión y problemas relacionales con la pareja.

Los tratamientos disponibles son los mismos que ante un problema de infertilidad primaria. Los grupos de apoyo y el acompañamiento psicológico sirven de gran ayuda para estabilizar esas emociones y disminuir esos miedos que no eres capaz de sacar a la luz.