Despedida y cierre al tour argentino del Villarreal con una derrota por la mínima en La Bombonera que no duele, por el ambiente festivo que ha acompañado a la expedición amarilla durante estos días, pero que sí sirve para analizar las fortalezas y las carencias del equipo de Fran Escribá, a tres semanas de que arranque la competición oficial. Un tanto de Cristian Pavón, en la segunda mitad, permitió a Boca Juniors hacerse con la victoria y completar la fiesta, en el día que celebraba vigésimo sexto título de Liga argentino (el 66º en su historia), logrado el pasado junio.

El Villarreal fue un contrincante más que digno para este homenaje a los xeneizes, pero el equipo de Fran Escribá acusó la falta de rodaje y la ausencia de algunas de las piezas claves de su entramado. Sin Bruno Soriano, Asenjo, Jaume Costa, Denis Cheryshev, Adrián Marín, Roberto Soriano, ni Enes Ünal, todos ellos ausente por lesión, el potencial de los castellonenses se resintió. Aguantó bien el submarino en la primera mitad, pero perdió nivel en la segunda cuando se produjeron los cambios. Los argentinos evidenciaron más nivel y una mejor condición física en un duelo que podrían haber ganado por mayor diferencia. En la segunda mitad, Fernando Gago desaprovechó un penalti que detuvo Andrés Fernández.

Pero antes de alcanzar este punto del encuentro, el Villarreal se plantó en terreno de juego del Alberto J. Armando con un once en el que se mezclaban teóricos titulares y hombres de la segunda unidad. Barbosa o Rukavina tuvieron su oportunidad, en un once en el que Rodri y Trigueros condujeron el timón. Atrás, Rubén Semedo evidenció su falta de acoplamiento, aunque todo se andará. Y arriba, Sansone y Bakambu se mostraron voluntariosos, pero apenas gozaron de ocasiones para anotar.

Pero, aunque casi no generó peligro sobre la puerta de Rossi, fue el Villarreal el que dominó el esférico. Los amarillos mimaron el balón, lo tocaron y lo adormecieron, pero no supieron cómo hacerlo para que sus hombres de ataque se quedaron solos frente al guardameta de Boca.

Samu Castillejo y Roberto Soriano, los hombres llamados a romper la monotonía, eran incapaces de poner el punto de fantasía necesario para desatascar el partido. El malagueño, con un media volea, intentó asustar a Boca, pero sin fortuna. Por su parte, Bakambu vio como el local Fabra sacaba en línea de gol su tanto en la ocasión más destacada del submarino durante todo el encuentro.

Mejoría local

Como si hubiese estado esperando al segundo acto para enseñar los dientes, Boca dio un paso adelante tras la reanudación, comandado por Fernando Gago. El Villarreal, que sólo había realizado el cambio de Andrés Fernández por Barbosa, reculó y empezó a sufrir vías de agua que aprovechó el conjunto de Guillermo Barros Schelotto para acercarse a las inmediaciones de la portería de Andrés Fernández.

En una de éstas, sobre el minuto 53, Gago y Cristian Pavón se inventaron una pared que permitió al segundo quedarse solo ante el guardameta visitante. Con un disparo cruzado, el extremo de boca adelantaba a los suyos.

Después del tanto local, Fran Escribá dio entrada a Bonera, Fornals, Leo Suárez y Víctor Ruiz. Fue un tramo en el que el duelo subió de intensidad. El Villarreal trató de morder a Boca, pero la experiencia y la competitividad argentina se impusieron.

Incluso pudo haber llegado el segundo de los xeneizes. Espinoza, el hombre cedido por el submarino y que salió en el segundo tiempo, forzó un penalti con un centro desde la banda que interceptó con el brazo Bonera. Pero Gago no supo superar a Andrés Fernández y la ventaja continuó siendo mínima.

En la recta final, Escribá le dio la oportunidad a los chavales Darío Poveda, Ramiro Guerra y Pau de apuntar en su currículum que habían jugado en La Bombonera. Poco cambiaron el rostro del partido que terminó con una derrota que no escuece, pero que sirve para pensar hacia dónde se encamina esta Villarreal.