Tírig recuperó ayer el Arquero de la Valltorta, que completa una de las mejores y más ricas muestras del arte rupestre levantino, que se puede ver en los abrigos del barranco de la Valltorta o en la Gasulla. Un impresionante e imprescindible muestrario de este arte surgido hace 12.000 o 13.000 años y catalogado por la Unesco como patrimonio de la humanidad en 1998. La figura del «arquer» relanzará el museo y con él el parque cultural. Algo que dinamizará la comarca y el centro de interpretación que recibe 25.000 vistas anuales.

La llegada a la localidad del Alt Maestrat es el final de un viaje que se inició con la acción vandálica que arrancó al arquero de la Cova dels Cavalls en 1930/31 y lo hizo desaparecer hasta que en 1943 fue recuperado por el historiador Agustí Durán i Sempere, que lo cedió al museo de la localidad ilerdense de Cervera que lleva su nombre. Allí ha permanecido hasta ahora, con etapas en las que estuvo guardado en un cajón y sin exponerse al público. Tan solo la petición de la Conselleria de Cultura a finales de 2000 hizo posible que en abril de 2001 fuera expuesto de nuevo. Esta pequeña figura policromada de apenas 20 centímetros se ha convertido en un icono reivindicado por Tírig. Una reclamación que se remonta al 27 de agosto de 1996 cuando el pleno municipal, presidido por Avel·lí Roca, el mismo que dos años antes hizo realidad la apertura del Museu de Valltorta, aprobó reclamar a Cervera la devolución del «guerrer» porque su «lugar natural es nuestro municipio».

La propuesta fue respaldada por el entonces director del Museu, Rafael Martínez Valle, y apenas dos años después, la directora general de Patrimonio, Carmen Pérez, anunció las gestiones a alto nivel para tratar de la vuelta del arquero a Tírig. En ese tiempo, la Unesco declaró en diciembre de 1998 el arte rupestre levantino patrimonio de la humanidad. Y la Comunitat Valenciana recopiló en el Museu de la Valltorta toda la documentación existente sobre este arte, lo que respaldaba su deseo de recuperar la pieza.

Han sido múltiples las gestiones para devolver el «guerrer» a su emplazamiento y siempre con la fórmula de la cesión temporal.