Durante una inspección rutinaria en 1993 en los lienzos del castillo de Peñíscola por parte del arquitecto Arturo Zaragozá se halló en la cara exterior de una de las murallas de Santa Bárbara la representación de 75 figuras de embarcaciones, algunas de ellas grabadas con un instrumento punzante, con trazo ágil y espontáneo.

A pesar de los informes y posteriores estudios realizados por técnicos del Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castelló, como Francesc Gusi y Arturo Oliver, en los que se aconsejaba que «este rico y singular conjunto de representaciones marineras debería formar parte del conjunto expositivo público del propio museo de la Mar», hoy en día la certeza es que se siguen deteriorando y continúan expuestos a las inclemencias meteorológicas y al vandalismo.De hecho pueden observarse en las embarcaciones los efectos de la humedad. También hay zonas del lienzo que se han repasado con mortero, se han picado e incluso algunos grabados han sido salpicados con gruesas manchas de pintura o cal.

Los expertos apuntan que por el tipo de embarcaciones esquematizadas estos grabados fueron realizados a finales del siglo XVII o mediados del siglo XVIII. Entre los barcos representados pueden distinguirse navíos como la balancea, el barquete, tartana o catalana, místico, jabeque, galera, galeota, buque de línea artillados de dos y tres puentes 0 fragatas de un puente artillado.

Aunque lo más interesante de todo el conjunto, según los investigadores Gusi y Oliver, es la presencia de dos buques de línea de primera clase, con tres puentes y fuertemente armados con más de cien cañones. Estos técnicos creen que la representación obedece a dos posibles tesis: el hecho de representar, por gente residente en la población, lo que estaba viendo en la playa o recordar algún acontecimiento naval en el cual se participó fuera de las costas de Peñíscola.

Por su parte, el investigador local Vicent Melià considera que «más que una intención artística, estos grafitos buscan un objetivo pedagógico. Son apuntes y esquemas para el soporte didáctico en un proceso de formación». Melià defiende que en Peñíscola existió una escuela de navegación, fundada a principios del siglo XV por Benedicto XIII en torno a la biblioteca pontificia y que llegó hasta finales del siglo XVII.