El cementerio de Paiporta ha sido escenario de un entierro probablemente más dramático que el propio fallecimiento de la persona que tenía que recibir sepultura. En el momento en el que un operario municipal colocaba el ataúd en el nicho, cayó desde una altura considerable, impactó contra el suelo y quedó completamente destrozado, de forma que el cadáver quedó al descubierto. El hecho se produce justo en el intervalo en que el consistorio había despedido a los dos sepultureros que han ejercido durante años para privatizar el servicio, pero la nueva contrata todavía no se ha adjudicado. Mientras tanto otros trabajadores municipales se encargan de los enterramientos, sin tener la misma experiencia.

Los hechos ocurrieron el lunes en el cementerio viejo de Paiporta. Al llegar la comitiva fúnebre al recinto, el operario al que habían encomendado el servicio no pudo subirlo, a una altura de cinco niveles, con la máquina eléctrica, porque no funcionaba. Fuentes municipales han explicado que una inspección posterior ayer reveló que el problema era que la batería no había sido cargada.

Por ello, el operario utilizó otra máquina que funciona con sistema manual, «a través de poleas», informan las mismas fuentes. Y con ella elevó el féretro hasta el punto donde estaba el nicho. Pero en el momento en el que iba a ser introducido en la cavidad, el ataúd se escapó de la sujeción de la máquina, cayó contra el suelo y se abrió. Fuentes asistentes al entierro han explicado que el cuerpo quedó a la vista, lo que generó un fuerte impacto emocional para muchos de los presentes, especialmente para la viuda y su hija.

Desde el consistorio se explica que, tras la inspección de ayer, se considera que no fue «ni una negligencia del operario ni un fallo de la máquina» sino «un accidente fortuito», ya que el problema fue que «no se colocó bien el pasador que sujeta el ataúd». La caja con el cuerpo del fallecido se precipitó hacia el suelo y «estuvo a punto de caer sobre la hija del fallecido, que se apartó a tiempo», explican asistentes. En la maniobra para intentar mantener el féretro, el operario también se cayó al suelo aunque no ha sufrido daños físicos. La situación obligó a que acudiera la Policía Local y a que nuevamente la funeraria regresara con otro ataúd.

El alcalde de Paiporta, Vicente Ibor, lamentó ayer los hechos y los atribuyó a «un accidente totalmente fortuito que le podía haber pasado a cualquiera». Un representante de la familia presentó ante el consistorio una reclamación por los «daños morales» sufridos, ya que tanto la viuda del fallecido como la hija tuvieron que ser atendidas posteriormente por crisis de ansiedad