La contaminación por herbicidas que ha llevado al ayuntamiento a prohibir el consumo de agua potable afecta a todos los pozos que actualmente abastecen a núcleos de población en Alzira y su entorno más próximo. La concejal de Sanidad, Mercedes Bañeres, confirmó ayer que, a falta de los contraanálisis, las primeras muestras tomadas en el pozo de la Sagrada Familia, que abastece a los barrios de l'Alquerieta, Torretxó y Sagrada Familia, y en el de San Bernardo, que suministra a las urbanizaciones El Respirall, El Racó y Sant Bernat, también revelan la presencia de restos de este producto fitosanitario. La edil señaló que el ayuntamiento ha querido adelantarse al protocolo por "prevención y seguridad de la población" y aplicar las medidas que éste contempla antes incluso de recibir los contraanálisis de estos pozos y de uno de los cuatro que abastecen al casco urbano, ubicados junto a la carretera de la Casella. El problema de contaminación no afecta ni el pozo de la Barraca ni al de Santa Marina.

La concejal de Servicios Públicos, Lola Ortega, comentó que no hay pozos alternativos a los que recurrir, por lo que el ayuntamiento ha encargado a la empresa Aguas de Valencia la instalación de un sistema de filtros de carbono en la entrada de la cabecera del agua de la red al considerar que es la mejor fórmula para solventar el problema de la contaminación en el agua, aunque la solución se pueda demorar un par de meses como mínimo. Bañeres estimó que gracias a la experiencia reciente de Carcaixent, que sufrió el mismo problema el año pasado y aplicó esta solución, se pueden reducir los plazos.

A la espera de la solución definitiva, se instalarán en diferentes puntos de la ciudad -el entorno del colegio Alborgí o del Tirant lo Blanc, entre otros, ya que hay espacio suficiente para aparcar- las seis plantas de ósmosis inversa que el Ayuntamiento de Carcaixent ha ofrecido atendiendo a la petición del consistorio alcireño para que los vecinos se puedan abastecer sin tener que recurrir al agua mineral.

Descenso del nivel freático

Mercedes Bañeres explicó que los técnicos atribuyen a la sequía y, como consecuencia de la falta de lluvias, el descenso del nivel freático, la aparición en el agua de "esta pequeña concentración" de un herbicida cuya fabricación y venta está prohibida en la Unión Europea desde hace diez años y recordó que los análisis del 3 de febrero salieron "completamente normales".