Las excavacaciones en la Cova del Bolomor, en Tavernes de la Valldigna, cumplen 25 años. La última campaña de exhumación se inició el pasado 2 de septiembre, nuevamente a cargo del equipo dirigido por el arqueólogo Josep Fernández. Durante un mes, un grupo de 15 personas, entre arqueólogos y estudiantes, buscarán más pistas para reconstruir cómo vivían las primeras comunidades recolectoras y cazadoras de Paleolítico en uno de los yacimientos prehistóricos más importantes de Europa.

En Bolomor se han encontrado pruebas del asentamiento humano más antiguo conocido de las tierras valencianas, un registro sobre formación de hogares con 250.000 años de antigüedad y evidencias de domesticación del fuego (hogueras) que están entre las más antiguas de Europa.

La campaña de 2012 permitió constatar la gran actividad cinegética del hombre de Bolomor. Los trabajos sacaron a la luz más de 15.000 restos de animales de 20 especies diferentes, entre ellas el león, el ciervo y el macaco de berbería, así como herramientas líticas con las que cazaban los primeros «valencianos».

Este año han comenzado las catas del nivel XIII, una estratificación de hace 200.000 años que se corresponde con un periodo todavía cálido y templado, a diferencia de las glaciaciones precedentes. Son 30 m2 más de superficie del yacimiento, en los que Fernández confía en encontrar más rastros sobre el uso del fuego domesticado por el ser humano.

Un mes de exploración arqueológica da para mucho. «Apenas un par de días antes de empezar esta campaña de 2013 todavía estábamos investigando con los restos hallados en la anterior», apunta Fernández, y explica que en estos días se trata de «recuperar el máximo material en el menor tiempo y de la mejor forma posible». La rutina consiste en dedicarse a excavar sedimentos por las mañanas, y por las tardes procesar e inventariar todo lo encontrado en un laboratorio que está situado en la localidad.

Para Fernández, la mayor satisfacción en este cuarto de siglo al frente de Bolomor es constatar que tanto sus colaboradores como los estudiantes de Arqueología que han pasado por allí «continúan ilusionados con el yacimiento». Asegura que la cavidad tiene mucho potencial: «Al ritmo que vamos, por lo menos hay para 50 años más, aunque tampoco queremos agotarla».

El arqueólogo valora también las visitas que han realizado estudiantes de Secundaria «porque lo que hoy estamos investigando es lo que se contará sobre la prehistoria valenciana en los libros de texto dentro de 20 años», señala.

Fernández ha sido y es uno de los más fervientes defensores de la divulgación científica de Bolomor. Sin embargo, pese a las buenas intenciones de las distintas administraciones, el yacimiento sigue sin contar con un centro de interpretación, que permitiría convertir esta cavidad en un atractivo turístico más para la zona.

Recortes

Por otra parte, este 25 aniversario llega en un contexto de recortes presupuestarios, si bien al menos la Diputación de Valencia sigue sosteniendo la investigación arqueológica, mientras que la Generalitat elimina las ayudas a las universidades.

El mayor tijeretazo ya se produjo en 2012, cuando el Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) de la Diputación pasó de 97.000 a 60.000 euros para las excavaciones de toda la provincia. Para la presente campaña en Bolomor hay disponibles 11.000 euros, que se destinan a sufragar el material necesario y el alojamiento del personal, ya que este participa en el proyecto de forma altruista.