Los usuarios de amarres públicos de Dénia se han cansado de esperar. Hace un año que la conselleria de Infraestructuras desmanteló la rampa que utilizaban los 500 propietarios de embarcaciones que atracan en los pantalanes públicos. Desde entonces no han parado de batallar. La alcaldesa, Ana Kringe, del PP, aseguró en agosto que todo estaba solucionado. La empresa Varadero Port Dénia, que es la que ahora presta el servicio, pero de pago, haría, junto al club náutico, una nueva rampa de uso público. «Pero pasa el tiempo y nada», lamentó ayer Eduardo García, de la asociación de amarristas. «Estamos obligados a recurrir a la empresa privada», dijo, al tiempo que recalcaba que en la tarifa que pagan a la conselleria entra el servicio de varadero público.

Y este año, para colmo, la tarifa ha subido. «Sí, el pasado año se incrementó un 10 % y éste, un 20 %», indicó Antonio Ortolá, el presidente de esta asociación. Los dueños de barcas más pequeñas pagan unos 810 euros, pero la mayoría abona al año 1.200 y 1.300 euros. «La ley dice muy claro que tenemos derecho a una zona de varada y botadura pública», afirmó Ortolá.

Los amarres públicos aguantan contra viento y marea en un puerto cada vez más privatizado. El problema de estar obligados a «ir a morir» al varadero privado no es sólo económico. Esta empresa no presta servicio ni sábado ni domingo, que es cuando la mayor parte de estos dueños de embarcaciones se hacen a la mar. «Si entonces sufrimos una avería, nuestra barca acabará hundiéndose porque no la podremos sacar del agua», advirtió García.

Este amarrista no ve lógico que la conselleria les recorte servicios cuando a la hora de cobrar no le hace ascos a nada. El pasado año ingresó de los amarres públicos del puerto de Dénia más de un millón de euros.

La privatización del puerto no sólo avanza en la lámina de agua. En tierra firme también la zona pública es cada vez más estrecha. La Dirección General de Puertos, que depende de la conselleria de Infraestructuras, hizo de pago este verano el aparcamiento del Mollet d'Espanya, que siempre había sido gratuito. Ahora que ya no lo explota, dado que no sería rentable pues no hay turistas, lo ha cerrado con una cadena.