El debate está en la calle. Los defensores de los «bous al carrer» se aferran a la tradición y al impacto económico que los festejos conllevan en cada municipio donde se celebran. Los detractores se muestran contrarios al maltrato animal, ponen en duda el rédito económico y esgrimen las cifras de accidentes y fallecidos que cada año se producen en las calles de la Comunitat Valenciana.

Ambas corrientes son irreconciliables y en los municipios ya se está apostando por una fórmula neutra: la realización de una consulta popular donde los vecinos deciden si su población debe acoger iniciativas de este tipo.

Ayer, los vecinos de Chella —localidad perteneciente a la comarca de la Canal— fueron los últimos en pronunciarse. Y votaron que sí.

La última revisión del padrón municipal cifra en 2.604 personas el número de residentes en el municipio. El referéndum de ayer contó con la participación de 908 habitantes, el 35 %. La pregunta era clara: «¿Quieres que se celebre la fiesta de las vacas en Chella igual que el año pasado?». Se recogieron 530 votos positivos (58% del total), 361 negativos, 16 votos en blanco y un sufragio nulo. Chella sí tendrá «bous al carrer» este año.

El encierro se recuperó en 2015 después de estar 12 años sin aparecer en el programa municipal de fiestas. La división entre detractores y defensores causó la consulta. Enrique Talón, alcalde de Chella, atendió ayer a Levante-EMV y expuso que «estoy muy contento, era una consulta presencial y ha votado mucha gente. Todo ha ido muy tranquilo y el pueblo ha decidido. Este año daremos a la peña una pequeña subvención de entre 300 y 400 euros. Se lo merecen». Y desde la entidad organizadora se mostraron eufóricos: «No pensábamos que iba a votar tanta gente. Pediremos al alcalde que nos deje hacer en breve una pequeña celebración, algo como un toro con cuerda . El coste de celebrar los 'bous al carrer' es alto —sobre 10.000 euros—, pero redunda en beneficio del pueblo». Chella dijo sí. No será la última población que debata sobre este tema.