? Los jóvenes del T-Acompaño no solo presentan dificultad de aprendizaje sino que algunos guardan en su mochila serios problemas sociales con familias desestructuradas. «Aquí, como mínimo te escuchan», dice el voluntario Paco Moreno, que admite cierta dificultad para entablar un mínimo de empatía, sobre todo al principio. «Debes dejar que la relación mentor-alumno vaya fluyendo. Si empiezas a preguntarles, se cierran en banda. Tienes que ganarte su confianza y que sean ellos los que cuenten y tu poder ayudarles en cuestiones académicas, familiares o con los amigos», apunta. De hecho, se ha detectado algún caso de acoso escolar que fue comunicado al centro. «Llegar a que te cuenten algo de fuera del colegio es un triunfo, ya que generar esa confianza es muy complicado», relata el profesor jubilado.