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En la Elda de 1936, con la guerra recién iniciada, a José Cremades se lo llevaron al Coliseo. Él tenía 26 años, un hijo de 17 meses, y era un distinguido creyente que había fundado Acción Católica en el pueblo. El Coliseo era un cine reconvertido en cárcel clandestina para presos políticos. Y los republicanos que se llevaron a José, lo trasladaron en camión a un estercolero situado entre Sax y Villena para acribillarlo a tiros y dejarlo tirado en el suelo. La historia, pormenorizada con los sufrimientos y la sinrazón aparejada siempre a estos dramas, es una de las que recoge el periodista Jesús Bastante (ex de Abc y actual redactor jefe de Religión Digital) en Mártires por su fe, un libro que narra una veintena de asesinatos de católicos en la contienda fratricida y que esta tarde presenta el autor en Valencia. El acto (20 horas, Universidad Católica de Valencia) estará presidido por el arzobispo Carlos Osoro.

Aunque llegue en un momento de máxima tensión política y judicial en torno al tema (reforma de la ley de memoria histórica, beatificación de mártires, tumba de García Lorca, proceso a Garzón por investigar crímenes del FranquismoÉ), el libro no pretende servir de arma para una contraofensiva católica. "No es un libro de que los rojos mataron a gente de la derecha, ni mucho menos. Es la historia de los familiares de aquellos muertos que, con su perdón, contribuyeron a la reconciliación en muchos pueblos de España y favorecieron así la convivencia y la lucha por la democracia", afirma Bastante.

Una de las claves de la obra es que las víctimas retratadas "no tenían vinculaciones políticas. Eran sacerdotes, religiosas o laicos muy creyentes que murieron por su fe. ¡Ya basta de decir que cayeron por Dios y por España! No. Cayeron por no renegar de sus creencias religiosas", subraya el autor.

La otra gran clave es el perdón ejemplarizante de los familiares. El caso de la familia Cremades es una buena muestra. El hijo del mártir José Cremades -que fue senador del PP por Alicante- afirma en el libro: "Jamás he optado por tener rencores", y eso que -como sucedió en casi todos los pueblos- en Elda cabó por saberse quiénes fueron los que atraparon, sentenciaron, dispararon y remataron a Cremades padre, actualmente en proceso de beatificación. "Si hubiera buscado una venganza personal, esto hubiera sido un reino de taifas", concluye el hijo del asesinado. "Esa lección -recalca Jesús Bastante- es hoy absolutamente válida".

Una "tercera vía" de la memoria

Si hay que mirar al futuro, Bastante da otra receta. "Yo no soy partidario de usar la memoria histórica para promover beatificaciones o hacer revisionismo histórico, aunque entiendo que se haga". El autor aboga por lo que él mismo llama "una tercera vía" de la memoria histórica. "Se puede recordar a los muertos sin condicionamientos políticos y se debe acompañar y financiar a los familiares de fallecidos para que encuentren y entierren a sus muertos. Quien niegue ese derecho falla en humanidad. Pero hay que tener cuidado en resucitar fantasmas del pasado con ideal revanchista. Los límites son importantes", avisa.