La indignación contra Levante-EMV, por denunciar el miércoles que funcionarios de la Ciudad de la Justicia de Valencia fichan y se van del trabajo tras burlar el control de acceso, reinaba en la mañana de ayer en la puerta trasera del complejo que alberga a más de 1.400 empleados públicos. «¡Hatajo de carroñeros!», gritaba a los periodistas y cámaras de televisión una funcionaria que apenas 10 minutos después de iniciar su jornada ya abandonaba el trabajo rumbo al bar más cercano. «¿Qué no tenéis otra cosa mejor que hacer?», reprochaba otra trabajadora a los periodistas que observaban si las trampas en el cumplimiento del horario se repetían por tercer día consecutivo pese al «correctivo» anunciado por el Consell.

Y el fraude laboral se volvió a repetir, aunque a menor escala debido a que la presencia de dos cámaras de televisión y un fotógrafo disuadió a unos 20 funcionarios de fichar antes de irse a aparcar. Esto hizo que entre las 7.30 horas y las 9 de la mañana sólo siete empleados públicos, cinco en coche y dos en bici de alquiler de Valenbisi —cuya estación está a menos de 300 metros del control de acceso—, optaran por la ilegalidad de fichar antes de marcharse. Dos de estos trabajadores son reincidentes en esta práctica, pues ya fueron fotografiados el miércoles cometiendo en esta misma añagaza.

«¡Ay qué tonta estás!»

Eso sí, desaparecieron las colas habituales de coches en la calle peatonal de doble sentido de la puerta de atrás de la Ciudad de la Justicia. El martes, unos 50 funcionarios detuvieron allí su vehículo, entraron en el edificio para imprimir su huella en el control de acceso digital y volvieron a irse en sus automóviles. «Es que si os ven, ya no paran», comentó uno de los pocos empleados de Justicia que no trató de justificar la actitud de algunos de sus compañeros.

Efectivamente, los coches que estuvieron a punto de detenerse ante la puerta, aceleraron al percatarse del objetivo de las cámaras. Uno de los funcionarios que no se atrevió a parar entró a trabajar, ya a pie, 15 minutos después. Sin embargo otra mujer que bajó del coche sin darse cuenta de la presencia de los periodistas volvió rauda al vehículo después de que desde una de las ventanas abiertas del edificio alguien le alertase con un «¡Ay qué tonta estás!».

Los funcionarios de la Conselleria de Justicia tienen una jornada de 37,5 horas semanales. La parte principal del horario, que se denomina tiempo fijo o estable, es de 5,5 horas, a realizar de lunes a viernes entre las 8.30 horas y las 14.30 horas. La parte flexible —que son las otras dos horas diarias — se la pueden distribuir entre las 7.30 y las 9 horas, y entre las 14 y las 19 horas.

«Me espantáis a la clientela»

Pocos minutos después de las siete y media, grupitos de personas que salían de la Ciudad de la Justicia —que no abre sus puertas al público hasta las nueve— comenzaron a llenar un bar de la cercana calle escultor Antonio Sacramento. Sin embargo, al apostarse frente a la cafetería un cámara de televisión, el flujo de empleados públicos se cortó en seco. Entonces, un camarero salió del local y pidió a los periodistas que se fueran de allí. «Es que me espantáis la clientela», se lamentó.

La escena, digna de una película de Berlanga, se completó cuando al negarse los informadores a dejar ese espacio de la vía pública una mujer, que se presentó como la presidenta de la comunidad de propietarios de la finca, rogó a los cámaras que abandonaran el lugar: «Me han despertado los chicos del bar para que os pida por favor que os vayáis, porque sino los funcionarios no vienen». A continuación, otro camarero montó las mesas de la terraza para echar a la prensa de allí, aunque los cerca de seis grados, la humedad y la lluvia no invitaban a sentarse. Ni siquiera puso sillas.

Los malos modos y las miradas furiosas de algunos funcionarios contrastaban con los ánimos de un mensajero, que mientras llevaba documentos a la sede judicial, animaba a la prensa con un «ahí, ahí, duro». Mientras, otra trabajadora no se mostró sorprendida por la denuncia de Levante-EMV: «qué queréis que os diga, si lo veo todos los días», comentó dejando caer de que cuando no haya cámaras volverá el fraude diario en el control horario ante la falta de supervisión por parte de la Generalitat.