Superar con el coche un badén, ese obstáculo artificial alomado que se pone de través en la calzada para limitar la velocidad de los vehículos, aunque se levante el pie del acelerador provoca daños al vehículo, sobresaltos al conductor y al resto de pasajeros e incluso ruidos molestos al vecindario del vial . Esta problemática tiene sus días contados con el revolucionario badén en forma de riñón que ha inventado la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) y para el que ya tramita la correspondiente patente.

El "padre" de este "riñón de la velocidad" - eso significa "Speed Kidney", el nombre en inglés que ha recibido- es el Grupo de Investigación en Ingeniería de Carreteras (GIIC) de la UPV que dirige el catedrático Alfredo García. Este moderador del tráfico consta de un resalte curvo como un riñón, de ahí su denominación, y otra elevación dispuesta de tal forma que la trayectoria óptima para pasarlo es siguiendo la curvatura del "riñón".

El canal entre los dos resaltes obliga, si se quiere evitar el badén, a describir un zigzag suave, por lo que se debe "reducir la velocidad a 40 km/h", apunta García. A velocidades más altas no queda más opción que seguir en línea recta y, por tanto, remontar los resaltes, con lo que se sufren los mismos inconvenientes que con un badén clásico.

El GIIC ha perfeccionado el nuevo moderador en el antiguo peaje de la A-7 en Puçol, donde ha instalado 18 variantes del "Speed Kidney", modificando el ancho, la altura y el radio del resalte con el fin de encontrar el modelo perfecto. Para ello los ha sometido a 4.200 pasadas de coches, camiones y motos. García asegura que este moderador "es funcional y seguro, puesto que no causa daños al vehículo, ni incomodidad a sus ocupantes, ni tampoco ruidos para el vecindario".