"Temo que por la crisis, la gente no reflexione bastante, que se tomen decisiones por miedo y que haya conflictos" en Europa, donde parecen radicalizarse las ideologías "y las convicciones". Es la reflexión que Helmtrud de Roo von Hagen, hija de uno de los oficiales que participó en el atentado fallido contra Hitler del 20 de julio de 1944, hacía el jueves tras una emotiva conferencia en la que narró las vivencias de su infancia desde esa señalada fecha, que marcó su vida y su identidad.

Von Hagen ha compartido estos días su experiencia con otros hijos de la II Guerra Mundial y la resistencia alemana, de la Guerra Civil española y de las dictaduras de España y Argentina, en la segunda jornada del foro sobre memoria histórica que se celebra en la Fundación Frax de l'Alfàs del Pi.

Ha pasado de la rabia que vivió de niña junto a su hermano, "cuando sentimos que nuestro padre se iba sin más y nos dejaba expuestos a nuestro destino", a defender el "perdón y la comprensión en la que siempre mi madre ha insistido".

Proporcionó los explosivos

Albrecht von Hagen proporcionó los explosivos en la conspiración de la resistencia alemana contra el Führer, orquestada por el coronel conde Claus von Stauffenberg, la conocida Operación Valkiria. Condenado a muerte el 8 de agosto de 1944, fue ejecutado ese mismo día, cuando ella sólo tenía ocho años.

Aquel día comenzó su periplo de huidas y miserias por la Alemania de la II Guerra Mundial. Recuerda con especial dolor cómo su hermano, "un buen chico hitleriano", quedó "derrumbado y traumatizado" cuando supo lo que había hecho su padre. Las lágrimas hacen brillar sus ojos cuando revive lo dura que fue la posguerra para la población alemana: "Mi hermano se tuvo que hacer cargo de mi madre con sólo 11 años".

"He visto muchas muertes"

Entre las tareas que tenían aquellos niños alemanes por delante estaban la de "distraer a los cosacos rusos de las mujeres y madres jóvenes para intentar que no fueran violadas". "Les ofrecíamos relojes o cualquier cosa para alejarlos de las casas. He presenciado muchísimas violaciones, he visto muchas muertes en las cunetas".

Hambre, frío, innumerables cambios de lugar, separaciones de su hermano y de su madre, arrestos, huidas en caravanas entre la nieve y el viento, interminables viajes en trenes, en barcos, trabajos agrícolas, pillería infantil, son sólo una pequeña parte del crudo y enternecedor relato de sus experiencias.

"Pasé a ser un número, el 26"

Recuerda cómo tras el arresto de su padre, la separaron de su madre, detenida por la Gestapo, después de su hermano, y la enviaron a un hogar infantil donde "no se podían mostrar los sentimientos". "Yo era un número, el 26 y bajo este número fuimos gestionados, administrados". Por suerte, los tres volvieron a reunirse.

Pero sobre todo recuerda sentimientos de "nostalgia, tristeza, soledad e incomprensión" porque "los mayores no tenían tiempo para atender a unos niños asustados, había mucho trabajo que hacer y además tenían que digerir ellos mismos lo que habían vivido". Así, los niños creaban su propio mundo. En un refugio "inventamos un payaso con el que jugábamos"; en otro, se convertían en "pequeños oportunistas organizados" para poder coger cosas para comer.

Habla la hija del hombre que no quiso renegar de su destino

A sus 76 años, Helmtrud, comprende mejor las últimas palabras que su padre dejó escritas en la despedida a su familia antes de que el 8 de agosto de 1944 fuera ahorcado en la prisión berlinesa de Plötzensee. "No puedo renegar de mi destino, y si piensas que el destino es demasiado duro contigo, acuérdate de que estos tiempos son tan duros que, al compararte con otros, tu destino parece poca cosa. No temo a la muerte, tan sólo me queda conservar la compostura y la nobleza". Al releer la carta no puede evitar las lágrimas.

Albretch von Hagen, oficial de la Wehrmacht, tenía 40 años cuando fue ejecutado por orden de Hitler. Nacido en el seno de una familia noble de Pomerania, estudió derecho y ejerció como juez y abogado de un banco. Al estallar la II Guerra Mundial, fue movilizado como teniente. Durante la campaña de Africa, llegó a conocer al coronel conde Claus von Stauffenberg, bajo cuya influencia se unió al movimiento de resistencia contra los nazis. Los conspiradores situaron a von Hagen como responsable del servicio de mensajería entre los puestos militares de Berlín y la "Guarida del Lobo", el cuartel militar secreto de Hitler cerca de Rastenburg, en Prusia Oriental . En mayo de 1944, Hagen, junto al mayor Joachim Kuhn, preparó y escondió los explosivos que iban a ser utilizados por Von Stauffenberg en el atentado contra Hitler que culminaba la Operación Valkiria.

Tras el fallido ataque del 20 de julio de 1944, Von Hagen fue detenido por la Gestapo. El uno de agosto serían también arrestados sus padres y su esposa, Erica Marianne von Berg. Helmtrud y su hermano fueron recluidos en un hogar infantil del NS-Volkswohlfahrt, la organización nazi para la Asistencia Social.

Su madre fue expropiada y solo le dejaron "un caballo, un acordeón y un mantel", cuenta Helmtrud, que recuerda avalanchas de refugiados, miedo, campamentos y estar siempre preparados para huir. "Mi madre tenía siempre un hato con una manta y un cojín y unas bolsas con alimentos que nos colgaba al cuello por si teníamos que abandonar corriendo nuestra patria".