Valencia como ejemplo a evitar; Valencia como paradigma de mala gestión; Valencia como tierra de escasez de recursos y falta de oportunidades. La imagen pública de la Comunitat Valenciana, que hace unos años simbolizaba el milagro económico de España, sigue su escalada hacia las profundidades a ojos del resto de España. La última en poner la gestión pública autonómica como caso negativo ha sido la Junta de Andalucía, en un anuncio publicitario donde reivindica la calidad de su sistema de ayudas a la educación.

La escena transcurre en un bar de Valencia, donde un joven andaluz visita por sorpresa a su primo, un camarero también andaluz asentado en el cap i casal. El primero continúa estudiando gracias a la "beca 6000" -el objeto de la campaña-: una ayuda al estudio de 600 euros al mes para bachilleres de familias de rentas bajas que saquen buenas notas. El camarero lamenta haber tenido que abandonar los estudios para "echar una mano en casa". "Pídela", le inquiere su primo. "¿Aquí? [Valencia] De esas sólo hay en Andalucía. Anda, que si tuviese yo esa beca...", concluye el anuncio.

Más allá de la anécdota de esta campaña institucional, no es la primera ocasión en que la Comunitat Valenciana es utilizada por líderes políticos de otros territorios como ejemplo negativo, para ensalzar su administración o para justificar sus políticas. El propio presidente de la Junta de Andalucía, el socialista José Antonio Griñán, defendió la salud de sus cuentas públicas comparándola con la delicada situación económica de la Generalitat Valenciana: "La deuda de la Comunitat Valenciana es de 4.331 euros por habitante; la de Andalucía, 1.713 euros. ¿Cuál está en suspensión de pagos?", dijo Griñán en una trifulca dialéctica con el líder del Partido Popular andaluz Javier Arenas. También Rubalcaba aconsejó a Javier Arenas "no ponerse enfermo en Valencia".

"De los mejores a ser escoria"

Con todo, desde las filas del PP tampoco han contribuido a mejorar esa imagen de deterioro de la Generalitat Valenciana. A principios de enero el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, justificaba las duras medidas de austeridad y control del gasto adoptadas "para no acabar como Valencia". "Las cuentas públicas tienen que formar parte de la solución para salir de la crisis, no ser el problema. Galicia no puede encontrarse en la situación financiera de otras comunidades, como Cataluña o Valencia".

Incluso el PP valenciano se ha visto afectado por la pérdida de prestigio, vinculado en el panorama estatal a la deuda galopante y los presuntos casos de corrupción. Un descrédito que se ha materializado en un vacío de la dirección del partido hacia sus compañeros, con la práctica desaparición del poder valenciano entre los ministros y el segundo escalón del Gobierno. El líder provincial del PP de Valencia, Alfonso Rus, puso voz hace unos días a ese malestar con Rajoy: "Hemos pasado de ser los mejores, a ser las escoria. No lo podemos permitir".

Una campaña que se ceba con Valencia

El anuncio que evidencia la imagen de precariedad de la educación valenciana pertenece a la campaña nacional de publicidad que, a dos meses de las elecciones andaluzas, ha lanzado la Junta para "combatir los tópicos y difundir los logros de la comunidad". Los nueve anuncios de televisión comparan la sanidad, la educación o la innovación en Andalucía con la que hay en el resto de España. Sin embargo, sólo la Comunitat Valenciana aparece señalada, mientras el resto de comparaciones se limitan a hacer patente que debe ser otra comunidad, porque los que hablan no tienen acento andaluz. Sólo una catalana ?-identificada también por el acento- aparece agradeciendo a un cordobés un transplante. La campaña publicitaria durará un mes y se enmarca en el proyecto "Andalucía10".