Un joven de 24 años, donante altruista de semen desde hace seis meses en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) de Valencia, ha exigido a la entidad la anulación de su contrato de donación y ha exigido la destrucción inmediata de todas sus muestras en su presencia o de alguien designado por él tras descubrir que en la página web de la entidad se pone a la venta «el semen que se recoge gratuitamente de los donantes españoles en pedidos no inferiores a 1.500 euros».

En el apartado de «Precios y envíos» del Banco de Semen Internacional del IVI se tasan en 140 euros las muestras para inseminación artificial con un mínimo de 20 millones de espermatozoides móviles progresivos tras descongelar, y en 100 euros las muestras para fecundación in vitro, con un mínimo de 10 millones de espermatozoides. El documento de la web indica que el pedido mínimo es de 1.500 euros para abaratar el coste de los envíos, que solo se hacen a clínicas de reproducción asistida, y para favorecer que cada centro tenga un stock de donantes mínimo.

El documento establece el precio de los portes de las muestras a las principales ciudades europeas, a Centroamérica y a Sudamérica, que oscila entre los 500 y 200 euros, según la cuantía del pedido. Cuando este supera los 25.000 euros, el porte es gratis. En un escrito dirigido al IVI, el donante recuerda que en el contrato que firmó se le indicaba que el semen sería utilizado «en cualquiera de las clínicas del grupo», por lo que el joven afirma que entendió que se referían a los centros de España, ya que el contrato está sometido a la ley española de Reproducción Asistida de mayo de 2006.

30 euros de compensación

Relata el donante que durante seis meses ha acudido todas las semanas al laboratorio y ha entregado una muestra de semen de manera «totalmente gratuita», que se le compensaba con 30 euros por desplazamiento. «Siempre pensé „agrega„ que mi semen sería entregado gratuitamente a personas estériles que lo necesitaran, con la limitación legal de que el número de hijos nacidos de mi esperma fuera de seis como máximo».

Al entrar hace unos días en la página web del IVI, encontró la ventana de «Precios y envíos» del Banco Internacional de Semen de la entidad y fue entonces, al descubrir que las muestras se comercializaban, cuando solicitó la revocación de su contrato de donante y exigió la destrucción inmediata de todas sus muestras.

«Ahora „escribía el joven en una carta remitida al IVI„ me he enterado que ustedes no solo negocian con estos tejidos vivos en España, sino que los venden a todo el mundo, exigiendo un pedido mínimo de 1.500 euros».

«Que ustedes obtengan unos materiales humanos gratis por la buena voluntad de una persona y luego cobren por ellos un mil quinientos por ciento más me parece un abuso que traspasa todas las barreras de la ética, el comercio justo e incluso la honradez y lealtad que pregonan como valores básicos de la compañía», expresaba el joven donante en el escrito dirigido al instituto.

El joven asegura que en ningún momento durante los seis meses que acudió semanalmente a entregar su muestra se le informó de lo que él ha calificado como un «negocio fabuloso». «Siempre „concluye„ se me hizo creer que estaba ayudando a seis familias estériles sin ánimo de lucro, sin comentarme que pensaban distribuir este material por todo el mundo y que yo podría tener hijos hasta en el extranjero».

«Nosotros también podemos exigirle la devolución del perjuicio ocasionado»

El director del Laboratorio de Andrología del Instituto Valenciano de Infertilidad de Valencia, Nicolás Garrido, declaró a Levante-EMV que se quedaron sorprendidos al recibir el burofax del joven donante que hasta hace diez días había acudido con regularidad a entregar sus muestras de semen y a pasar los controles requeridos. «Nos sorprendió con esta historia de revocar su consentimiento porque está mezclando churras con merinas», agregó Garrido que se mostró «decepcionado e indignado» con el joven.

El andrólogo indicó que los precios de las muestras que aparecen en la página web corresponden estrictamente al coste de los análisis (ETS, cariotipo, betatalasemia), almacenamiento y congelación. «El precio incluye estos gastos y es lo que hace cualquier banco de semen, la gestión de la aduana y el transporte es lo más caro», agregó.

Garrido declaró que el IVI no ha utilizado ni una sola de las muestras de semen de este joven. «Antes de usarlas tienen que permanecer seis meses en cuarentena para repetir los análisis y tener la garantía absoluta de que no hay enfermedades de trasmisión sexual, ni sida, ni nada».

Explica el andrólogo que para seleccionar a un donante hay que entrevistar a quince candidatos. Asimismo, Garrido recuerda que el donante que ahora exige que se destruyan sus muestras ha percibido ya 700 euros de las entregas realizadas (23). «No se hace nada raro con el semen, llevamos seis años trabajando con este formato „la venta en la web„, es una práctica habitual de todos los bancos».

Garrido indicó que el viernes pasado el donante estaba citado y no acudió. «Me quedé esperándole, si ahora no quiere participar en el programa de donación nosotros también podemos exigirle la devolución del perjuicio que ha ocasionado», expresó Garrido que indicó que el joven se ha «tirado del barco» justo cuando se iban a cumplir los seis meses del programa, que es cuando se hubieran podido utilizar sus muestras. No obstante, Garrido informó que tienen previsto ponerse en contacto con él para revocar su contrato.

El andrólogo precisó que para que una muestra ya analizada entre en el Banco Internacional de Semen se requiere el consentimiento informado del donante, «es una actividad que requiere mucho esfuerzo y da poco beneficio».

Por otra parte, el Ministerio de Sanidad indicó que no se puede crear un mercado «de venta al público», y que en la ley «sólo está prevista la cesión caso a caso desde los bancos a los centros que vayan a utilizar las muestras en casos concretos».