­Los últimos incidentes en centros escolares, con falsos techos que se caen (en el CEIP Luis Vives de Valencia) y el hundimiento del suelo en un colegio de Santa Pola (con 9 alumnos y una profesora heridos), son un reflejo del estado en el que se encuentran las instalaciones, con graves deficiencias y carencias que se agravan por los incumplimientos del Consell en inversiones y mejoras.

La Ribera: los alumnos tienen que cruzar la carretera para ir al comedor

El mapa de los centros con problemas más graves señala en mayúsculas el colegio Severí Torres de Villanueva de Castellón (1954), el Santa Bárbara, de Benifaió (1944), el Carrasquer, de Sueca (1929), el Nou d´Octubre, de Benimuslem (1954) y el Blasco Ibáñez, de Massalavés (década de 1940), según detallan desde el Stepv, mientras que, en Secundaria, los institutos más antiguos y que mayores deficiencias presentan son el Rei en Jaume, que entró en funcionamiento en el año 1950, y el José María Parra, que data de 1968, ambos ubicados en Alzira.

Se da la circunstancia de que, en el primero, tres alumnos resultaron heridos en diciembre al hundirse una cubierta de uralita mientras que el segundo mantiene cerrado desde algunos meses el salón de actos por el riesgo de derrumbe de una pared. El Consell prometió hace seis años una reforma de ambos edificios aunque finalmente sólo acometió unas obras de urgencia.

También están a la espera de ver cumplidas las promesas de inversión los colegios Severí Torres, Santa Bárbara o Carrasquer. El primero tiene a los alumnos repartidos en tres edificios, el más antiguo con más de sesenta años, mientras recuerdan que hace 35 años se construyeron unos barracones como una actuación provisional.

El mayor peligro deriva de la ronda que separa las instalaciones del colegio, que obliga a los alumnos a cruzar varias veces al día la carretera para ir al comedor, al aula de informática o la biblioteca.

También se vio paralizada una reforma integral del colegio Santa Bárbara, de Benifaió, que, por importe de cuatro millones, el Consell llegó a licitar en 2010, pero no adjudicó. El colegio utiliza estufas al carecer de calefacción, tiene un piso de moqueta, se instalaron de forma provisional unas almohadillas para evitar que el aire se colara por las viejas ventanas y una de las tuberías de desagüe que cruza el patio se ha roto y está a cielo abierto.

Las goteras, grietas y la caída de los azulejos del colegio de Benimuslem son una constante en este viejo edificio que, según apunta el Stepv, es el único centro afectado por la pantanada en el que no se actuó tras las inundaciones de 1982. Es uno de los centros que todavía cuenta con cubiertas de uralita. El mal estado del patio, lleno de baches, también ha provocado lesiones a los alumnos. Los dos colegios públicos de Educación Primaria de Sueca, Carrasquer y Cervantes, datan de 1929 y 1930. El primero de ellos espera la licitación de las obras de ampliación mientras que en el viejo edificio el ayuntamiento realizó trabajos de mantenimiento y mejora durante el pasado verano.

Los cuatro centros públicos que hay en Cullera (Raval de San Agustín, Doctor Alemany, Lluís Vives y San Antonio del Mar) tienen más de 40 años y, por tanto, deberán someterse a la revisión anunciada por Educación. El CEIP Lluís Vives es, incluso, un colegio centenario que, en los últimos años, ha sufrido diversos incidentes. El último ocurrió en septiembre de 2011, cuando un aula se llenó de agua al filtrarse la lluvia.

La costera/la canal/la vall d´albaida: al colegio escoltados por la Policía Local en Canals

En la Costera, la Canal y la Vall d´Albaida hay diversos centros educativos que arrastran deficiencias desde hace años. En Anna, el CEIP Ramón y Cajal „con un edificio de 1955„ presenta defectos en la estructura, con amenazas constantes de desprendimientos, deficiencias en la obsoleta instalación eléctrica, «dudas razonables» sobre las garantías de seguridad para los alumnos y faltan salidas de evacuación antiincendios.

En Canals, los alumnos del colegio Calixte III comenzaron con retraso las clases el pasado mes de septiembre y lo tuvieron que hacer en la biblioteca del Centre Cultural Ca Don José, al que tenían que llegar cruzando una calle, «escoltados» por la Policía Local. El retraso era debido a unas obras de renovación de la cubierta del techo del colegio. En Albaida ,los padres pintaron y realizaron pequeñas obras en unas instalaciones de más de 40 años, que esperan desde 2009 el nuevo centro escolar.

La safor: los estudiantes deben comer en varios turnos por falta de espacio

En la Font d´en Carròs, los padres esperan desde hace décadas la construcción de un nuevo centro. A pesar de estar el proyecto redactado y los terrenos adjudicados, la falta de presupuesto por parte del Consell obliga a los niños a tener que dar clase en un centro con aluminosis, sin rampas ni ascensores, con las paredes y las ventanas desconchadas y las bigas cayéndose a trozos.

En Piles, la falta de espacio es el principal problema. Aunque desde que se construyó en 1968 se han realizado obras de mantenimiento, el aumento de alumnos ha obligado a que se tenga que aprovechar hasta el más mínimo espacio para dar clase. Los alumnos deben comer en dos turnos porque no caben todos y el patio se ha ido reduciendo con la instalación de tres aulas prefabricadas. En el colegio Joanot Martorell hace unos días el viento arrojaba al patio varias de las tejas que forman la cubierta del centro. Los profesores se vieron obligados a prohibir la salida al recreo.

La parte antigua del colegio de Simat de la Valldigna cuenta con un largo historial de problemas. El pasado año, un techo que cubría unos cuartos trasteros cedió por completo minutos después de que la directora del centro estuviera archivando unos papeles. Durante las últimas lluvias, los docentes se vieron obligados a desalojar varias aulas de este pabellón, que data de principios del siglo XX, porque las intensas lluvias provocaron goteras.

Tampoco los institutos se libran del paso del tiempo. En Gandia, el Ausiàs March, el María Enríquez y el Veles e Vents son los que más necesitan una actuación. En el caso del primero, la masificación ha llegado a tal extremo (está pensado para 300 alumnos y hay más de 500), que se han construido aulas minúsculas donde los alumnos sólo caben sentados de una manera. En el mismo caso se encuentra también el IES Jaume II «el Just», de Tavernes de la Valldigna, donde a uno de los pabellones la calefacción no llega porque los conductos están podridos debido a su antigüedad.

La marina/Xàbia: la sala de profesores lleva varios años apuntalada

La Marina Alta también tiene varios colegios que se caen a trozos. Una de las salas de profesores del colegio público Vicente Tena de Xàbia lleva varios años apuntalada. El techo se sostiene apenas. Este centro ya sufrió hace años deficiencias estructurales. Sus muros exteriores están sujetos con escuadras de metal. Las grietas confirman el desgaste de un colegio construido en los años 60 del pasado siglo.

También en Xàbia el colegio Graüll, edificado en los años 50, está para tirar y construir de nuevo. El comedor es un aula. Las cañerías, de tanto en tanto, rezuman y para cruzar de un extremo a otro del colegio hay que atravesar un patio exterior y agacharse. Mientras, la vieja escuela Gual Villalbí de la Xara, en Dénia, quedó clausurada en la navidad de 2009. La conselleria consideró que el riesgo de derrumbe era inminente. Desde entonces, los alumnos estudian en un centro provisioinal de barracones. En Beniarbeig, el colegio también es antiguo y se ha quedado pequeño. Cuenta con barracones e incluso se han habilitado como aulas las antiguas casas de los maestros.

L´horta: clases en los pasillos por las elevadas temperaturas en verano

El colegio l´Almassil de Mislata se construyó hace tres décadas y el tiempo empieza a pasar factura. El ayuntamiento ha vallado en más de una ocasión varios accesos al centro tras registrarse desprendimientos en la cornisa que rodea el inmueble. Desde el consistorio temen que pueda tratarse de un problema estructural y señalan que es la conselleria quien tendría que encargarse de las obras.

En Alaquàs, desde que en 2007 se inauguró el CEIP Ciutat de Cremona, los problemas para sus alumnos no han cesado ya que todas las aulas están en barracones. En 2009 se tuvieron que suspender las clases por las goteras.En Alboraia, el problema no son los desprendimientos ni las inundaciones, sino las altas temperaturas. En diciembre, un grupo de padres de alumnos del CEIP Cervantes inició una campaña de recogida de dinero para comprar ventiladores que instalarán en las clases de sus hijos. Los padres denuncian que en varias de las aulas se han registrado temperaturas de hasta 37,5 grados durante las semanas más cercanas al verano. Hasta tal punto ha llegado el calor que algunas clases se dan en los pasillos.

Mientras tanto, este viernes pasado, la comunidad educativa del colegio público San Joan de Ribera, en Burjassot, se manifestaron porque siguen soportando goteras con peligro para la infraestructura.

Camp de morvedre: tres colegios en Sagunt siguen con cubierta de uralita

El estado del colegio público Santa Ana de Quartell, creado en 1960, es el que más quejas suscita en El Camp de Morvedre, y ello a pesar de que Educación ha intervenido hace poco en la rehabilitación de algunos espacios de la escuela que amenazaban la seguridad del alumnado.

Mientras, algunos centros de la comarca tienen aulas en barracones y el CEIP Ermita de Benifairó de les Valls arrastra problemas de espacio que llevaron a construir un despacho en el vestíbulo y habilitar el existente como aula. Además, hay tres colegios de Sagunt construidos a mediados de los años 70 que tienen pendiente desde hace tiempo la sustitución de su cubierta de uralita por un tejado no sensible al amianto.