Ramón Ferrando

Valencia

Muchos ciudadanos creen que el caso de la infanta Cristina demuestra que no todos somos iguales ante la ley. ¿Hay motivos para la desconfianza?

Yo leí el auto de desimputación de la infanta y creo que no hay motivos para la desconfianza. Podemos estar tranquilos porque tenemos una jurisdicción que trabaja con muchas deficiencias, pero que es independiente. No tenemos problemas de corrupción judicial y podríamos tenerlos.

¿No reciben presiones los magistrados?

La Justicia funciona mal. Todo el que se acerca a nosotros sabe que no somos capaces de dar la respuesta de mejor calidad y a pesar de ello los ciudadanos siguen confiando en nosotros. Yo creo que esa confianza se debe a que con todas nuestras deficiencias la jurisdicción se ejerce con respeto a la independencia. No hay intromisiones graves. Desde luego en el día a día no. Hablo desde mi experiencia y cuando he tocado asuntos delicados no he recibido llamadas ni presiones. Quizás eso permite que los jueces puedan tomar decisiones que disgustan a poderes fácticos y a poderes políticos.

Me ha llamado la atención la sinceridad con la que reconoce que el sistema no funciona. ¿Qué es lo que falla?

Son tantas cosas. No funcionamos bien porque aquí se invierte poco y se invierte mal. Este último Consejo General del Poder Judicial ha tenido un plan de modernización que creo que ha sido mucho ruido y pocas nueces. Desde hace tres meses nuestro sistema informático funciona cada vez peor por una cuestión presupuestaria. Nos han puesto programas informáticos gratuitos para no pagar licencias que cada vez van más mal. No hay proyectos de formación, no se estimula a los trabajadores y no se racionalizan los recursos. Cuando planteamos soluciones racionales entra el miedo porque supone desmontar el modelo.

¿Qué soluciones hay?

Yo creo que el modelo de los tribunales de instancia podría ser una solución razonable, pero ya hay todo un movimiento de oposición de corporaciones municipales que ven con preocupación que puedan desaparecer sus juzgados que son centros de generación de actividad económica. Pienso que para un ciudadano de Requena es mejor que su asunto se resuelva rápido en Valencia que no que tarde dos años en los juzgados Requena.

El Gobierno está ultimando la enésima reforma del Código Penal ¿Qué cambiaría del Código? Los jueces ya no sabemos ni el número de reformas del Código Penal. Se habla de 28, 29 o 30 en menos de treinta años. Yo creo que el Código Penal es un instrumento esencial para la convivencia. Los ciudadanos necesitan saber los límites máximos de lo que se puede o no hacer, pero para que cale en la sociedad debe tener una estabilidad.

¿Endurecería las penas o ya son altas?

Somos el país de la Unión Europea, dejando al margen los del Este, con una mayor tasa de población penitenciaria por número de habitantes y no tenemos un índice de criminalidad que supere a la media europea. Algo no funciona. El proyecto del nuevo Código es preocupante. Introduce parámetros que toman en cuenta el principio de la peligrosidad del individuo. Ya no es lo que has hecho sino lo que pienso que por tu perfil puedes seguir haciendo. Esto es muy peligroso porque conlleva un factor de inseguridad, de arbitrariedad y de desproporción en la respuesta del Estado.

Ahora que el Gobierno también está con la modificación de la ley del aborto, ¿considera que es una reforma ideológica?

Sin lugar a dudas. En cuestiones donde hay intereses muy relevantes en juego hay que intentar que la norma sea lo más respetuosa con la pluralidad. Hay derechos en juego muy relevantes. Está el derecho de la dignidad a la mujer vinculado a la toma de decisiones que afectan a su vida y a su cuerpo. Evidentemente que esa decisión sea libérrima en el penúltimo mes es algo que nadie pretende y que nadie defendería. Pero quizás en las primeras catorce semanas sí. Es un debate manifiestamente ideológico y de voluntad de imponer un determinado modelo.

Veo que lo tiene claro.

Sí porque es un modelo de respuesta defendido solamente por una parte de la población y que no plantea cuáles pueden ser las deficiencias del actual. ¿Hay más abortos con el modelo actual? ¿Hay más abortos ilegales? ¿Hay mayores problemas de sanidad pública? ¿A alguien le interesa eso? Esto no puede ser la gratuidad de que yo tengo tal confesión o profeso tal ideología y en función de eso tomo decisiones que afectan a todos. ¿Pero esto qué es? Así vamos. Eso es una deriva autoritaria.